Monumento en Puerto San Julián a la Primera Misa en suelo argentino en 1520. |
“España, evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectores o de los reyes de taifas.”
Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912)
Escritor, filólogo e historiador español.
“A
él nos acercamos también nosotros para adorar a Cristo y agradecerle los dones
que, con su presencia real y sustancial, ha ido derramando sobre la amadísima
Argentina; nos acercamos con un deseo y una plegaria: que la Eucaristía,
perpetuación de la Ultima Cena y del Sacrificio del Gólgota, sea siempre y
efectivamente, en la trayectoria de la comunidad católica nacional y en la vida
de cada uno de sus miembros (…) dinámicamente los proyecte a convertir en
realidad las exigencias del orden civil y moral…”
Carta de Su Santidad Pablo VI al obispo de Río Gallegos, monseñor Mauricio Eugenio Magliano, con motivo del 450 aniversario de la Primera Misa celebrada en Territorio Nacional.
Vaticano, 19 marzo 1970.
Carta de Su Santidad Pablo VI al obispo de Río Gallegos, monseñor Mauricio Eugenio Magliano, con motivo del 450 aniversario de la Primera Misa celebrada en Territorio Nacional.
Vaticano, 19 marzo 1970.
“Y
llegándose Jesús, les hablo diciendo: Se me a dado todo poder en el Cielo y en
la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a observar todo lo que
os mandado. Y mirad que yo estoy todos los días con vosotros hasta la
consumación de los siglos”
Evangelio según san Mateo XXVIII, 18-20
Traducción de Fray Anselmo Petite O.S.B (1744-1805)
Evangelio según san Mateo XXVIII, 18-20
Traducción de Fray Anselmo Petite O.S.B (1744-1805)
La historia humana no posee acontecimiento más
grande y glorioso que la Encarnación del Verbo. Ese glorioso momento en el que
el eterno Hijo de Dios se reviste en carne mortal por nosotros y nuestra
salvación marcó el punto central de la historia, que San Pablo llamó “plenitud de los tiempos” (Gálatas IV, 4).
Una vez cumplida su
obra redentora dejó a sus discípulos la misión de conquistar el Orbe en su
nombre y a sus habitantes para su reino. Bajo esta consigna su Iglesia entre el
gozo y el dolor, conquista Roma y de sus cenizas construye la civilización
occidental cuyo momento más glorioso no fueron la Revolución Francesa ni la Industrial
sino la Alta Edad Media, nunca como en ningún otro momento en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados (León XIII Inmortale Dei n 9). Época donde todo
giraba alrededor del culto al Dios verdadero y a su santa Iglesia; Pero al
llegar la modernidad con sus perniciosas revoluciones todo esta Cristiandad comenzó a caer para dar
espacio al Estado Moderno, donde Cristo ya no reina, sino que se tolera
meramente en la privacidad de los individuos. Mientras los otrora católicos
reinos de Europa caían en la apostasía (Inglaterra) o en cruentas
debilitaciones internas (Alemania y Francia) y ante el peligro de una cultura
enemiga de la Cruz (el Islam) esperando atacar el viejo continente cristiano;
Fue una Nación la que no había descoronado a Cristo, fue una nación la que aún
lo tenía por Señor y Rey, fue una nación la que tomando con fe el rosario y con
virilidad la espada derroto al enemigo
turco en Lepanto (7 de octubre de 1571) y fue esta misma nación la que años
atrás había descubierto un nuevo continente en 12 de octubre de 1492: España.
Fue la valentía del
pueblo español, guiada por la firmeza y sabiduría de sus Reyes, la que los
lanzo a la conquista del orbe, todo para coronarlo con la cruz de Cristo, al
punto que se dijo: “¡No hay un puñado de
tierra en el mundo sin una tumba española!”. Esta gallardía gloriosa del
Imperio de los Austrias, bendecida por Dios y su santa Iglesia, extendió por
el mundo el Evangelio y los beneficios de la cultura occidental que no es otra
que la cristiana.
El aporte del Imperio
Hispánico al mundo nunca será totalmente estudiado ni totalmente agradecido sino al contrario, gracias a los enemigos del mismo, terminó siendo olvidado y vilipendiado. Nosotros como americanos y criollos no podríamos estar más que orgullosos y agradecidos con España, y comportarnos en consecuencia como dignos herederos.
Fernando de Magallanes (1480-1521) |
Hoy recordamos un
hecho que para nuestra liberal sociedad civil no tiene menor importancia. Hoy
recordamos la llegada al puerto San Julián (provincia de Santa Cruz) del
navegante Fernando de Magallanes (1480-1521) el primero en dar la vuelta al
Orbe, y coronando ese día con el rezo de la Santa Misa, oficiada por el padre
Pedro de Valderrama.
El nacimiento de una
nación no es cuando se desarraiga de otra, sino cuando es fundada sobre la
religión. Así lo veían en la Antigüedad romana como lo demuestra Numa Denys
Fustel de Coulanges (1830-1889) en su libro La
ciudad antigua. Así el santo sacrificio de la Misa, fue el acto fundacional
de la nación Argentina.
Ese domingo en el Año
1520, fue justamente Domingo de Ramos; Ese domingo aquellos duros marineros españoles de rodillas ante el divino Sacramento, como de
rodillas el centurión del Evangelio (San Mateo VIII, 5-11) dijo al Señor; “no
soy digno de que entres en mi casa”, recibieron el pan de los angeles. Así levantando las palmas y recibiendo
la Santa Comunión, la Nación Argentina (aún no constituida como tal más que en
la potencialidad) se unía a las naciones cristianas. Como glorioso entraba el
Señor en Jerusalén, gloriosa entraba ella en la vida cristiana.
Hace 500 años, un
humilde sacerdote agustino dio el Panis
angelicus a este suelo, hijo de la madre España. Hace 500 años la patria
recibía su primera Comunión; su bautismo lo tuvo con Colón y con Valderrama la
Eucaristía.
Sonó el Gloria laus ese día, y los indios oyeron
por primera vez un himno al Creador, que
espanto a los demonios que los tenían en las tinieblas de la idolatría. Las
palmas y los ramos que recibían al Señor al comienzo de nuestra era, ahora lo recibían
en el Puerto San Julián, mártir de Cristo que ese día se recordaba.
Imaginar hace 500
años en un improvisado altar a la intemperie donde los indios patagones
observaban el culto al Dios verdadero nos recuerde hoy nuestra propia
situación.
Este año nos
encontramos encerrados y con miedo a la muerte, privados de los Santos
Sacramentos y pronto privados de la santa Semana del triunfo del Cristo en la cruz. Años de comodidad han convertido a nuestra nación en cobarde y no en
heredera de las antiguas gestas españolas.
Argentina, ese día
fundada y no en la “revolución de mayo” de 1810 como la mentira liberal nos
quiso hacer creer, dio ejemplos de buena hija de la Hispanidad: Combatió al hereje y al pirata
en sus invasiones a Buenos Aires (1806-1807) cuando bajaron las banderas de
Santiago apóstol por la corrompida británica Unión Jack. Y sacándolos a puño limpio de nuestras tierras, gritando los criollos y entregando a Nuestra Señora del Rosario sus impías banderas, como trofeo
de guerra, marcando así nuestra lealtad a nuestra Reina.
A pesar de la dolorosa y necesaria independencia, aunque en su corazón y espíritu la nación fue y es católica, el gobierno lo tomaron sus enemigos. Aún así el espíritu del español y del criollo no se replegó al miedo; Al punto tal de que débiles en fuerza más no en alma, nos enfrentamos al francés y al británico en la Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845. Y más recientemente cuando combatimos a la Pérfida Albión por nuestras Islas Malvinas (1982) al punto tal de que el mismo ingles reconoce: “Aquí se verá si los argentinos son de realidad descendientes de los españoles entonces la batalla será ardua y difícil para los nuestros, si en cambio lo son de los italianos la batalla se decidirá en horas". Y ardua y difícil fue la batalla que les dimos por nuestra soberanía.
A pesar de la dolorosa y necesaria independencia, aunque en su corazón y espíritu la nación fue y es católica, el gobierno lo tomaron sus enemigos. Aún así el espíritu del español y del criollo no se replegó al miedo; Al punto tal de que débiles en fuerza más no en alma, nos enfrentamos al francés y al británico en la Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845. Y más recientemente cuando combatimos a la Pérfida Albión por nuestras Islas Malvinas (1982) al punto tal de que el mismo ingles reconoce: “Aquí se verá si los argentinos son de realidad descendientes de los españoles entonces la batalla será ardua y difícil para los nuestros, si en cambio lo son de los italianos la batalla se decidirá en horas". Y ardua y difícil fue la batalla que les dimos por nuestra soberanía.
Y siempre presente en
el corazón de los argentinos estaba la Virgen María, madre del verdadero Dios:
Cuando llegamos a las Islas (operación Virgen
del Rosario) así como cuando el glorioso mártir Santiago de Liniers nos dio doble
victoria. Y eso para recordarle a Inglaterra y al mundo entero, que la única Reina de
los argentinos no está en Londres sino en Luján: La Inmaculada Madre del Verbo.
Soldados argentinos con una imagen de Nuestra Señora de Luján durante la Guerra de Malvinas (1982) |
La fe que nos une a
la tradición y a la historia hispana, es hija de la Misa del padre Pedro de
Valderrama hace 500 Años. Esa fe que hoy
es atacada aún dentro de la propia Iglesia que juró defenderla. Esa fe que es la
verdadera que jamás será vencida por los ataques de muchos y pérfidos enemigos, brillara gloriosa sobre las tinieblas del diablo como el sol de nuestra bandera
brilla glorioso sobre nuestro lastimado suelo.
Este 2020 no podremos
conmemorar con los honores que merece este aniversario, y quizás sea providente:
la piedad litúrgica del padre Pedro de
Valderrama hace mucho a muerto en los corazones juveniles de los nuestros moribundos
obispos. Y quizás es de Dios que lo pasemos en nuestras casas
privados de la Misa para comprender su valor.
Quizás Argentina, después
de este encierro recobre la fuerza de un país nuevo, que unido a su raíz camine
confiado a su destino. Rompiendo las ataduras del enemigo y viendo al Señor
Crucificado, que en Puerto San Julián se dio vivo para valientes soldados y
amigos, se arrodille confiado y diga: Señor,
no soy digno.
Dice el poeta José
María Pemán y Pemartín (1897-1981) en su Poema
de la Bestia y el Ángel (1938)
Cuando
hay que descubrir un Nuevo Mundo
o hay que domar al moro,
o hay que medir el cinturón de oro
del Ecuador, o alzar sobre el profundo
espanto del error negro que pesa
sobre la Cristiandad, el pensamiento
que es amor en Teresa
y es claridad en Trento,
cuando hay que consumar la maravilla
de alguna nueva hazaña, los ángeles que están junto a su Silla,
miran a Dios… Y piensan en España.
o hay que domar al moro,
o hay que medir el cinturón de oro
del Ecuador, o alzar sobre el profundo
espanto del error negro que pesa
sobre la Cristiandad, el pensamiento
que es amor en Teresa
y es claridad en Trento,
cuando hay que consumar la maravilla
de alguna nueva hazaña, los ángeles que están junto a su Silla,
miran a Dios… Y piensan en España.
Y también dicen los
que saben, que a sus tres discípulos predilectos el Señor Jesús les dejo tres
regalos:
A Pedro su Iglesia, a Juan su madre y a Santiago… A él le dejó España.
A Pedro su Iglesia, a Juan su madre y a Santiago… A él le dejó España.
Agrego yo a modo de conclusión:
La
patria no nace cuando se firman documentos
Ni nace cuando se derrocan gobernantes
Nace cuando en el monumento
Esta el Salvador Reinante
Ni nace cuando se derrocan gobernantes
Nace cuando en el monumento
Esta el Salvador Reinante
La
patria es hija de noble linaje
del de Fernando e Isabel
Que protegieron al salvaje
de los engaños de Luzbel.
del de Fernando e Isabel
Que protegieron al salvaje
de los engaños de Luzbel.
La
patria es hija de Valderrama
Quien le dio el divino alimento
Porque la quiere y bien ama
Y la consuela en su tormento.
Quien le dio el divino alimento
Porque la quiere y bien ama
Y la consuela en su tormento.
Argentina
es ¡oh patria mía!
que entre lucha y gallardía
Ante el Nazareno crucificado
Brillara un día
Cuando lo vea resucitado.
que entre lucha y gallardía
Ante el Nazareno crucificado
Brillara un día
Cuando lo vea resucitado.
¡Viva Cristo rey!
¡Viva la España católica!
¡Viva la Patria argentina!
¡Y viva nuestra santa religión!