sábado, 28 de agosto de 2021

Pocos Héroes, Mucha Cobardía

 

La Liga de la Justicia

La Sagrada Escritura narra en su primer libro la creación y caída del hombre, su nacimiento a la vida y su pérdida del Paraíso terrenal. El demonio como astuta serpiente, engaño a nuestros primeros padres prometiéndoles ser dioses al alcance de sus manos,  una vez que estos pecaron el Señor los expulso del Edén para enfrentarse a la crueldad del mundo terrenal. La Biblia nos dice que Dios maldijo a la mujer con el dolor en el parto y al hombre con sufrir el trabajo para ganarse su sustento (Génesis III, 16-19). Sin embargo, no es que el trabajo sea el castigo por el pecado sino por el contrario; el esfuerzo y el trabajo iban acompañados a la naturaleza humana dada en la Creación (Génesis II, 15) pero el pecado lo convirtió en una carga acompañada del sufrimiento.  El mundo antiguo y a lo largo de la historia, la humanidad aprendió con el dolor y el sacrificio a realizar grandes cosas, la vida era dura y sacrificada por tanto quien quería sobrevivir debía luchar y ser fuerte; Por ello, aquellos hombres y mujeres que superaban el promedio en grandes acciones son hoy recordados como arquetipos y ejemplos para la posteridad.

Por otra parte, debido a los avances de la medicina y la tecnología, es innegable que la vida en el mundo occidental se ha vuelto mucho más fácil en comparación a los siglos que nos precedieron.  Las personas viven más y tienen relativamente más comodidades que en siglos anteriores. Y aunque esto es bueno, también es profundamente negativo el relajamiento y el egoísmo de esta época; el consumismo y la falta de objetivo más allá del placer propio sin esfuerzo marcan culturalmente la mentalidad del “ciudadano del mundo” actual. Quisiera compartir entonces, a modo de diagnóstico, una breve reflexión de un estimado nadador a contracorriente, en las aguas de este mundo débil por falta de carácter y sacrificio. Una reflexión sin duda necesaria para estos tiempos sobre todo para aquellos que quieran salir del establishment egoísta  que predomina en Occidente.

Pocos Héroes, Mucha Cobardía



Por Horacio Giusto Vaudagna

La sociedad actual es una sociedad que huye de todas las formas de dolor; es una cultura tanática que elimina toda expresión de sacrificio y mortificación. Véase sino bajo qué argumentos se romantiza el consumo de sustancias, la eliminación de un embarazo inesperado, la inducción a la eutanasia, la promoción del hedonismo, el imperativo de la felicidad.

En el pasado el dolor era significativo y hasta constitutivo del poder; ejemplo de ello es cómo los Santos Mártires exponen la fidelidad debida a la Santa Iglesia Católica. El arquetipo del héroe, ese que se enfrenta al dolor para superar su odisea antes del regreso al mundo ordinario, es inaplicable en la cosmovisión actual. La vida heroica es una vida de constante preparación para el sufrimiento y el dolor en disposición al sacrificio final; hoy el mayor acto de heroicidad ha sido un grupo de personas que, acobardadas por un patógeno de Wuhan, renunciaron a su libertad y se encerraron en pos de mantenerse a salvo.

Muerte y dolor son nociones aburguesadas; no hay cuerpos dispuestos a morir por la gloria de un bien desde el momento que no hay esa Verdad última a la cual entregar la vida. La sociedad moderna aniquiló de la cultura al Dios verdadero para luego adorar la atomización del individuo. El cuerpo ya no es un medio para un combate heroico, el cuerpo es un fin en sí mismo donde por derecha o izquierda se rinde culto a la liberación absoluta en tanto esta sea sólo para la exhibición y el placer. La cultura honra la exhibición de la persona atomizada, pero repele el dolor que entraña combatir verdaderamente el poder del sistema. Los héroes ya no son quienes libran el buen combate, ya sea desde un altar, formando familia o contribuyendo abnegadamente a la Patria; los “proto” héroes actuales no son más que figuras pasajeras de alguna red social cuyo capital es justamente exponer una vida placentera y sin dolor alguno.

Cristo, mayor ejemplo de sacrificio e integridad


domingo, 15 de agosto de 2021

Meditación mariana

 

La Asunción de la Virgen -Mariano Salvador Maella Pérez (21 de agosto de 11739 - 10 de  mayo de 1819)


15 DE AGOSTO
LA ASUNCION DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA

María ha elegido la mejor parte, de que jamas será privada
(San Lucas X, 42).

 

La vida de la Santísima Virgen después de la Ascensión de Jesucristo, no estuvo exenta de sufrimiento. Sufrió al verse separada de su Hijo muy amado, y sin cesar suspiraba por el día en que podría reunirse con El. Aumentaba su mérito al infinito mediante la practica constante de las más heroicas virtudes. Llegó, por fin, el dichoso día de su muerte, y su ala separóse de su castísimo cuerpo, sin dolor ni violencia. Mas, la noche siguiente al día en que se depositó ese cuerpo en el sepulcro, su alma descendió del cielo, reunióse con él, y fue a colocarse en el cielo a la derecha de Jesucristo, en el trono que le había sido preparado.

MEDITACION SOBRE EL TRIUNFO DE MARÍA

I.                  La Santísima Virgen mure sin dolor y sin temor, con inefable deseo de ir a juntarse con su adorable Hijo. El amor divino es quien desprende su hermosa alma de su envoltura mortal. Tú también morirás: pero, ¿cómo morirás? ¿En el dolor y el temor? Aprende de María a vivir bien para morir bien. Pídele la gracia de morir santamente: Ella  la concede a sus servidores: y cuando te halles en ese terrible momento, dile con Justo Lipsio: Santa María, socorre a mi alma en la lucha con la eternidad.

 

II.               La Santísima Virgen resucita algún tiempo después de su muerte: ese cuerpo castísimo que había llevado a Jesucristo no debía sufrir la corrupción del sepulcro. ¡Oh, Virgen Santísima, que alegría me causa el favor que se os ha acordado! Cuerpo mío, tú también resucitarás un día: pero, ¿será para la gloria o para los sufrimientos eternos? Lo ignoro, o más bien, sé que seré predestinado si soy un servidor fiel de María. Ningún servidor de Maria perece eternamente. (San Bernardo).

 

III.           ¡Cuán admirable es el triunfo de María! Entra en el cielo con cuerpo y alma: los ángeles salen a su encuentro: el Padre eterno la reconoce como Hija,  Jesucristo como Madre, el Espíritu Santo como Esposa. Es elevada sobre los coros de los Ángeles y colocada en un trono al lado de su Hijo. Valor, ¡alma mía!, nada hay que no puedas obtener por medio de la Madre de Dios. Su poder es infinito, y su amor es igual a su poder. ¿Qué hice hasta ahora para merecer su protección y sus favores?

 

La devoción a la Sagrada Familia – Orad por la Iglesia.

Perdonad, misericordiosamente, Señor, las faltas de vuestros servidores, y dada la impotencia en que nos encontramos de agradaros por  nuestros propios méritos, concedednos la salvación por la intercesión de Aquella que Vos elegisteis para que fuera la Madre de vuestro Hijo, nuestro Señor que siendo Dios vive y reina con Vos en la unidad con el Espíritu Santo. Amen.

 

De “Santoral con meditación diaria”, del padre Juan Esteban Grosez S.J. página 263.
Editorial Plantin, año 1951.

viernes, 6 de agosto de 2021

Sic Semper Tyrannis Parte I: El Dios de los libres

 

Sic semper tyrannis en latín Así siempre con los tiranos.


Hace un par de semanas sucedieron dos hechos muy diferentes pero a la vez muy parecidos. Por un lado, el pueblo cubano salió a las calles para protestar contra el régimen dictatorial que gobierna la isla desde 1959, este grito de libertad desencadeno una cruenta represión por parte de las autoridades militares mientras que en el resto del mundo diferentes figuras se hicieron oír pidiendo la libertad de los cubanos o defendiendo el régimen tiránico. Por un lado salieron voces en defensa de los cubanos pidiendo “Cuba Libre” y por otro, la izquierda ciega y sorda al sufrimiento de los isleños, culpando de todos sus males a un supuesto bloqueo estadounidense y librando de pecado al monstruoso gobierno de la Isla.

En lo personal, ruego a Dios porque la dictadura comunista caiga libertando así a los cubanos y rompiendo sus cadenas puedan salir de la inhumana pobreza que los agobia desde hace varias décadas. También es un signo de esperanza para el resto de Latinoamérica, gobernada por el siniestro Foro de São Paulo que mantiene en el régimen cubano su fortaleza; Si este cae, caerán los demás gobiernos de corte socialista o al menos quedarán aislados del resto del mundo, condenándose al fracaso y con ellos, a sus naciones.

Los gritos de libertad que suenan en la más grande isla del Caribe habrán llegado a la Santa Sede que respondió con un sonoro silencio. Si recordamos lo presto que es el Romano Pontífice en pronunciarse sobre cualesquiera hashtag de moda haya (si esto eleva su popularidad), sin embargo, ante el grito de libertad cubano, nada.

Aunque es una tristeza que el Papa no se pronuncie sobre la tiranía en Cuba, también quisiéramos que nos alegrara con su silencio en otras ocasiones. Tal es el caso de lo acontecido el viernes 16 de julio del presente año, cuando luego de varias semanas de rumores y chismes, el Papa Francisco nos da un manotazo de ahogado en la cara a los católicos del mundo, con un motu proprio titulado "Traditionis Custodes".  ¿De qué se trata? Lisa y llanamente es un freno desesperado al crecimiento en fieles que optan por rezar y vivir la vida cristiana según el Misal de san Pio V.

En Vatican Press no han decidido el nombre.

Como lo dijimos tiempo atrás, los católicos tradicionales dentro de la oficialidad de papeles (no colocamos aquí a la FSSPX y grupos afines por cuestiones burocráticas) han sido tratados como parias desde los setenta hasta el 2007, año en que Benedicto XVI publica el motu proprio Summorum Pontificum, dando más libertad a la celebración de la Misa y los sacramentos según la liturgia romana tradicional dentro de la Iglesia oficial. Un análisis minucioso del Summorum Pontificum nos muestra un documento más prohibitivo que permisivo, pero con argumentadas razones (con la que podemos o no disentir). Sin embargo, dicho documento fue bastante útil en su momento y tuvo resultados muy positivos para el movimiento tradicional, no solo por el crecimiento de institutos y congregaciones sacerdotales que utilizan el viejo rito, sino también por el reflorecimiento (sobre todo en Europa) de parroquias y diócesis que la primavera conciliar había dejado en un estado terminal.

La pregunta que tendríamos que hacernos es ¿era necesario? ¿Por qué ahora? Desde el comienzo del pontificado (y aun antes en su episcopado en Buenos Aires) se conocía el desprecio de Bergoglio por la liturgia tradicional, no tanto porque sea un liturgista siniestro en busca de más experimentos sino porque es un mediocre en esta cuestión. Bergoglio es jesuita, y como tradicionalmente se sabe, los jesuitas de liturgia poco y nada, aun cuando son pontífices. El cardenal Bergoglio en Buenos Aires (como la casi absoluta mayoría episcopal argentina) no se distinguió por su sacralidad litúrgica como tampoco por su creatividad profana en este ámbito, sino cayendo en el típico clasismo porteño, prefíriendo celebrar de una determinada manera en determinado lugar para determinada gente: Así en una villa miseria permitiría cualquier “costumbre popular” (que en Argentina significa normalmente esto) en el Santo Sacrificio para luego colocarse ornamentos preconciliares en la Iglesia Santa María Addolorata en Roma, o actualmente realizar las absurdas celebraciones en las Jornadas Mundiales de la Juventud para luego celebrar con incienso y gregoriano en el altar de san Pedro.

El cardenal Bergoglio celebrando con ornamentos "tradicionales".

Lo que al Santo Padre si le interesa es el poder, y el poder por sí mismo. No puedo juzgar su interior, de esto solo Dios se encarga, pero si analizamos los acontecimientos de los últimos meses: por un lado la prensa mundial ya no lo alaba apoteóticamente como en los primeros años de su pontificado, los políticos de izquierda, amigos suyos, se han vuelto profundamente impopulares (Maduro en Venezuela, el régimen castrista y al payaso Alberto Fernández) mientras que sus padrinos eclesiásticos de los países del Rin (Alemania y Austria) ya no les interesa obedecerlo y prefieren crear su propia iglesia católica alemana libre de Roma, su autoridad pontificia ha caído en desgracia.

Pero el Papa no lo ve así, y como cualquier tirano, prefiere seguir dando órdenes creyendo que alguien lo obedecerá, cuando la realidad es que sus súbditos solo están esperando que vaya al Senado para ser apuñalado por todos los miembros, incluido su hijo Brutus. El martillo pontificio cayó sobre los indefensos fieles adherentes a la Misa tradicional con más fuerza que en los tumultuosos setenta y ochenta (“la época de los indultos inútiles”) y ahora nuevamente vuelve a las catacumbas.

Pintura sobre la Muerte de Julio Cesar

¿Se puede llegar a este nivel de tiranía en una iglesia cristiana? El apóstol San Pablo dice en su primera carta a los corintios: Rescatados habéis sido a gran costo, no queráis haceros esclavos de los hombres (I Corintios VII, 23). La libertad de ser hijos de Dios va más allá de recibir la gracia divina que nos permite librarnos de las ataduras del pecado, si no que nos hace caminar en la senda del Señor, obrando el bien por amor a Él y aumentando en la justicia. La libertad es el camino de la santidad por el que transitamos con ayuda de la oración, los sacramentos y las buenas obras. A los fieles cristianos ¿Qué clase de pastor les prohíbe la fuente y culmen de la vida espiritual? La Misa de siempre, nuevamente atacada por el guardián de las llaves de san Pedro, como hace décadas lo fue por otro pontífice innovador canonizado por el actual.

Los cubanos están a la espera de su libertad contra un régimen monstruoso, mientras los católicos fieles al misal tradicional comenzaremos una etapa de sacrificio y resistencia a la tirana decisión de nuestro bienaventurado Papa actual.

Dios quiera que el servilismo cortesano y una visión deformada de la obediencia cristiana no hagan olvidar, a los católicos del mundo, las palabras de san Pedro ante el Sanedrín:

 “Mientras ellos estaban hablando al pueblo, sobrevinieron los sacerdotes con el magistrado o comandante del templo y los saduceos, no pudiendo sufrir que enseñasen al pueblo, y predicasen en la persona de Jesús la resurrección de los muertos. Y habiéndose apoderado de ellos, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente: porque ya era tarde. Entretanto muchos de los que habían oído la predicación de Pedro, creyeron; cuyo número llegó a cinco mil hombres. Al día siguiente se congregaron en Jerusalén los jefes o magistrados, y los ancianos, y los escribas, con el pontífice Anás y Caifás, y Juan, y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal; y haciendo comparecer en medio a los apóstoles, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en nombre de quién habéis hecho esa acción? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: Príncipes del pueblo, y vosotros ancianos de Israel, escuchad: Ya que en este día se nos pide razón del bien que hemos hecho a un hombre tullido, y que se quiere saber por virtud de quién ha sido curado, declaramos a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel, que la curación se ha hecho en nombre de nuestro Señor Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y Dios ha resucitado. En virtud de tal nombre se presenta sano ese hombre a vuestros ojos. Este Jesús es aquella piedra que vosotros desechasteis al edificar, la cual ha venido a ser la principal piedra del ángulo. Fuera de él no hay que buscar la salvación en ningún otro. Pues no se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos.

Viendo ellos la firmeza de Pedro y de Juan, constándoles por otra parte que eran hombres sin letras y del vulgo, estaban llenos de admiración, conociendo que eran de los que habían sido discípulos de Jesús. Por otra parte, al ver al hombre que había sido curado estar con ellos en pie, nada podían replicar en contrario. Les mandaron, pues, salir fuera de la junta, y comenzaron a deliberar entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? El milagro hecho por ellos es notorio a todos los habitantes de Jerusalén ; es tan evidente, que no podemos negarlo. Pero a fin de que no se divulgue más en el pueblo, ordenémosles que de aquí en adelante no tomen en boca este Nombre, ni hablen de él a persona viviente.  Por tanto llamándolos, les dijeron que por ningún caso hablasen ni enseñasen en el Nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron a esto, diciéndoles: Juzgad vosotros si en la presencia de Dios es justo el obedeceros a vosotros antes que a Dios; porque nosotros no podemos menos de hablar lo que hemos visto y oído” (Hechos de los Apóstoles IV, 1-20).

La Misa de Siempre, siempre.