sábado, 25 de diciembre de 2021

Navidad

"La Adoración de los Pastores", de Giorgio Barbarelli da Castelfranco (1477-1510)

"Todo lo cual se hizo en cumplimiento de lo que pronunció el Señor por el profeta, que dice: Sabed que una virgen concebirá y tendrá un hijo, a quien pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa Dios con nosotros".

Evangelio de san Mateo I, 22-23

domingo, 5 de diciembre de 2021

Una carta del cardenal Burke

 


Adviento y Apocalipsis

EL 01 de diciembre del año 2021

¡Alabado sea Jesucristo!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Me complace mucho informarles que pronto ofreceré mi primera misa pública desde mi hospitalización el 10 de agosto de este año. Aunque mi rehabilitación sigue siendo un proceso continuo, mi salud ha mejorado lo suficiente como para regresar al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin.

El próximo 11 de diciembre, a las 11 AM hora central (CT), ofreceré una Misa Mayor Pontificia, de acuerdo con el Uso Más Antiguo del Rito Romano - lo que a menudo se llama la Forma Extraordinaria del Rito Romano -, que será transmitido en vivo por Respuestas Católicas. Si no puede asistir a la Santa Misa en persona, está invitado a ver la transmisión en vivo.

(…)*

Cardenal Raymond Leo Burke

Ahora, al igual que con mis cartas anteriores, yo, como su padre espiritual, quisiera cambiar el tema de una actualización sobre mi salud a un mensaje pertinente para el Año Litúrgico. Por lo tanto, ofrezco una breve reflexión sobre cómo el mensaje de la carta del mes pasado sobre las Cuatro Últimas Cosas - Muerte, Juicio, Cielo e Infierno - está conectado con la Temporada de Adviento y la preparación para la Fiesta de la Natividad de Nuestro Señor Jesús. Cristo que se encarnó en el seno de la Santísima Virgen María en la Anunciación, primero de los Misterios Gozosos del Rosario, que celebramos el 25 de marzo de cada año. En cada Santa Misa de los domingos y otros días festivos, profesamos nuestra fe en la Encarnación Redentora con estas palabras del Credo Niceno-Constantinopolitano: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió del cielo, y por el Espíritu Santo se encarnó de la Virgen María, y se hizo hombre”. O nos inclinamos (forma ordinaria) o nos arrodillamos (forma extraordinaria) cuando decimos estas palabras porque expresan el misterio central de la fe.

El tiempo de Adviento, que comienza para nosotros este año el 28 de noviembre, es fuerte en gracia para nuestra vida cristiana. De manera particular, el Adviento es una invitación para acercarnos al misterio de la Encarnación Redentora, el misterio incomparable por el cualw el Hijo de Dios tomó nuestra naturaleza humana para salvarnos del pecado y de la muerte con Su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión, y permanecer siempre con nosotros en la Iglesia. El tiempo de Adviento no solo nos invita a una mayor intimidad con Cristo, Dios Hijo Encarnado, en nuestra vida diaria. Nos da la gracia de alcanzar esa mayor intimidad por el bien de nuestra felicidad en esta vida y la plenitud de nuestra felicidad en la vida venidera. Cristo Encarnado, sentado gloriosamente a la diestra de Dios Padre,

Al mismo tiempo, el Adviento nos prepara especialmente para el Último Día, el día en que Cristo, vivo para nosotros en la Iglesia, regresará en gloria para consumar su obra salvífica, para inaugurar “cielos nuevos y tierra nueva en los que mora la justicia” (2 Pe 3, 13). En otras palabras, la Natividad del Señor prepara el camino para “la cena de las bodas del Cordero” (Ap 19,9), en la que hemos sido llamados a participar desde el momento de nuestro bautismo. Cuando el ángel del Señor apareció en los campos de Belén, anunciando a los pastores: “No temáis; porque he aquí, os traigo buenas noticias de gran gozo que vendrán a todo el pueblo; porque os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, el cual es Cristo el Señor” (Lc 2, 10-11), estaba preparando el corazón humano para recibir la invitación del “rey que dio el banquete de bodas de su hijo” y ordenó a sus siervos que “invitaran al banquete de bodas a todos los que encontrareis” (Mt 22, 2, 9). La parábola de nuestro Señor de la fiesta de las bodas encontrará su máximo cumplimiento en el último día.

Si bien vincular la Temporada de Adviento con la Venida Final o el Apocalipsis puede parecer que empaña la naturaleza de celebración de nuestra preparación para la Fiesta de la Natividad de Nuestro Señor, es de vital importancia para nosotros que la Primera Venida del Salvador esté esencialmente conectada a Su Segundo advenimiento. La conexión íntima no es una fuente de miedo o tristeza para nosotros, sino más bien de confianza y alegría. La palabra "apocalipsis" se usa no solo como la palabra inicial del Libro del Apocalipsis (anteriormente conocido como el Libro del Apocalipsis), pero también se usa poco después de la Natividad, en el relato de la Presentación del Señor. Cuando la Virgen Madre de Dios y San José, Padre adoptivo del Salvador y Verdadero Esposo de María, presentaron a Nuestro Señor, poco después de Su Nacimiento, en el Templo, el profeta Simeón tomó al Niño Salvador en sus brazos, declarándolo: “luz de revelación [apocalipsis] a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2, 32).

La palabra, apocalipsis, en el idioma griego que se hablaba comúnmente en ese momento (griego koiné) significa un "descubrimiento" o "descubrimiento", por ejemplo, una pareja real que descubre el rostro de su hijo recién nacido para la vista del público o un novio que descubre el rostro de su novia en la ceremonia de su boda. De manera similar, Nuestro Salvador, manifestando el profundo misterio del Amor Divino, inició Su Revelación, Su Apocalipsis, bajo la luz de la Estrella que invitó y guio a los Reyes Magos “de Oriente” (Mt 2,1). Cuando los Reyes Magos vieron la luz de la estrella que “se posó sobre el lugar donde estaba el niño. . . se regocijaron sobremanera con gran gozo. Y entrando en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose le adoraron” (Mt 2, 9-11). Clara y maravillosamente, la luz milagrosa de la Estrella reveló, descubrió, desveló la presencia de Dios - Dios el Hijo Encarnado - para el verdadero gozo del hombre y la adoración correcta de Dios. Jesucristo es la “luz verdadera, que alumbra a todos” (Jn 1, 9), como había profetizado Simeón, y como Nuestro Señor lo reveló más plenamente en el Libro del Apocalipsis: “Yo soy la raíz y la descendencia de David, la estrella resplandeciente de la mañana” (Ap 22, 16).

"La adoración de los pastores" (1622) óleo de Gerald van Honthorst (1592-1656)


Que la Luz del Señor ilumine su vida con su gloriosa verdad y amor durante todo el tiempo de Adviento, que el Papa San Juan Pablo II llamó
“un período de intensa formación que nos dirige decididamente hacia Aquel que ya ha venido, que vendrá y que viene continuamente” (Audiencia general, 18 de diciembre de 2002). Por lo tanto, pasemos este tiempo de fuerte gracia en el calendario litúrgico de la Iglesia preparándonos para celebrar el Nacimiento de Dios el Hijo Encarnado, el Redentor, mientras guardamos en nuestros corazones el gozo que es nuestro mientras anticipamos Su Segunda Venida en el Día Postrero.  Que nuestra observancia del Adviento mantenga en nuestro corazón la exhortación y promesa de Nuestro Señor a sus mayordomos fieles: “Cíñase sus lomos y encienda sus lámparas, y sea como hombres que esperan que su amo vuelva a casa después de la fiesta de bodas, para que le abran enseguida cuando venga y llame. Bienaventurados los siervos a quienes el amo encuentra despiertos cuando llega; de cierto os digo que se ceñirá y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles” (Lc 12, 35-37).

Implorando a Nuestro Señor, por intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, que los bendiga a ustedes, a sus hogares, a sus familias y a todas sus labores durante este Tiempo de Adviento, me quedo

Suyo en el Sagrado Corazón de Jesús y en el Inmaculado Corazón de María, y en el Purísimo Corazón de San José

Raymond Leo Cardenal Burke.

 

*Suprimí esta parte que es simplemente información de horarios del Santuario Nuestra Señora de Guadalupe, La Crosse, Wisconsin (EE.UU). Si les interesa leer su original en inglés, aquí tienen el original.

lunes, 29 de noviembre de 2021

Semana de Adviento

 


“¡Oh cielos! Derramad desde arriba vuestro roció; lluevan las nubes al Justo, abrase la tierra, y brote el Salvador y nazca con él la justicia”. (Isaías XLV, 8)




martes, 5 de octubre de 2021

Un breve sermón a Cupido

 

"Cupido y Psique" de Julisa Cajilima


En lo personal me es difícil escribir del amor; Cualquiera diría que es algo muy abstracto como para articularlo en palabras más o menos exactas, otros prefieren dejarlo en el terreno de lo experiencial, y aunque este último ayuda más a la hora de querer entenderlo también nos enfrenta a que la experiencia es subjetiva, y cada quien dirá lo que crea correcto sea esto verdadero o no. Sin embargo, el amor no es un “algo”, sino un “Alguien” y por la sagrada Escritura sabemos de quién se trata. “Dios es amor” (I  Juan IV, 8) y quien ama, busca a Dios aun en el error de lo que cree es el amor. Solo con la gracia divina y un corazón abierto a recibirla, Él que es Amor puede guiarnos y comprender realmente el acto de amar.

Ahora bien, como no soy un predicador ni mucho menos, quisiera compartir con ustedes, queridos lectores, un breve sermón sobre el amor que me envió un admirado sacerdote muy conocido por su fidelidad a la Iglesia y a la doctrina católica. Con él, en otros tiempos, tuve conversaciones interesantes en las cuales descubrí que había pocos temas en los que concordábamos, pero no por eso disminuyo mi admiración y aprecio por su “corona de gloria”  (Proverbios XVI, 31). Espero entonces que su humilde colaboración sea bien recibida y resulte de utilidad para los queridos lectores.


Algunas aclaraciones sobre el amor

Por Monseñor Miguel Antonio Barriola

Nadie puede ignorar lo fundamental y nuclear que es el amor en la vida humana. Sin él no hay familia, amistad, comunidad. Es como el motor de la existencia y, por lo mismo, se lo ha de cuidar extremadamente. Pero, no menos es frecuentemente tratado de modo equivocado, subrayando su lado pasional, sensitivo, emocional. Así, por ejemplo, los antiguos griegos, entre su multitud de dioses incluían a Eros o Cupido, al que concebían como un angelito, con los ojos vendados, que lanzaba sus flechas sin mirar al objetivo. O sea, dejando de lado un "blanco"  bien definido, a donde disparar. Era improvisación, falta de raciocinio, en fin, puro impulso emotivo.

Pero, también nos encontramos con famosos personajes, como la gitana "Carmen", sobre la cual G. Bizet compuso una ópera de bellísima música, pero con una trama desgarradora, la protagonista, en una famosa "habanera", canta lo siguiente: "El amor es hijo de bohemios (gitanos), que jamás ha conocido leyes". O sea, que no puede ser sometido a regulación alguna, ya que se lo supone anárquico, rebelde, que nace de sentimientos y no de la razón.

Alexandre-César-Léopold Bizet, conocido como Georges Bizet
(25 de octubre de 1838 - 3 de junio de 1875)
Compositor de la opera Carmen.

Y, en nuestros tiempos, hubo una celebrada "diva", que andando ya por su tercer divorcio, declaró con total desfachatez: "Yo soy discípula de San Agustín, que dijo: 'Ama y haz lo que quieras' ". Olvidó la señora (o lo desconocía por entero) el contexto total de la famosa frase del  Santo Obispo de Hipona, que subraya lo siguiente: “Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa, sino el bien, podrá salir de tal raíz" (VIIª Homilía sobre la Iª Carta de San Juan).

Ahora bien: ¿Es acaso "bueno" pasar de novio en novio, de matrimonio en matrimonio, dejando tal vez hijos bajo la división de padre y madre, peligrando su recta educación y estabilidad anímica? En realidad, se puede constatar que tanto la palabra como la realidad, que indica es una de las más llevadas y traídas, tanto, que se ha desgastado. A cualquier cosa, llaman hoy amor.

Veamos ahora, en cambio, qué nos manifiesta Dios mismo, por medio de sus Sagradas Escrituras, lo que se entiende correctamente por amor: "En esto podemos conocer que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues el amor de Dios consiste  en guardar sus mandamientos"  (Iª Carta de San Juan 5, 2 - 3).

No se oponen, pues, "amor y leyes" (como cantaba "Carmen"), sino que, si el amor surge de seres dotados de inteligencia, no puede verse divorciado de lo razonable, que es señalado por caminos, sendas y mandamientos, que identifican al amor genuino, diferenciándolo de sus simulacros.

Demos otro paso, dentro de las características del verdadero amor, tal como lo describe San Pablo, inspirado por Dios: "El amor es paciente y bondadoso: no es envidioso, no es jactancioso ni orgulloso; es decoroso; no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta al mal, no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta"  (Iª Carta a los Corintios 13, 4 - 7). No es, pues, puro idilio, regocijo y placer. Quien ama auténticamente es consciente de los propios límites, así como de los que tiene la persona amada. No es el novio o el marido un "Superman" sin defectos, ni la novia o esposa una "superstar", exenta de debilidades.

"Cristo abrazando la cruz - Tipo I" del pintor Doménikos Theotokópoulos (1 de octubre de 1541 - 7 de abril de 1614) mas conocido como el Greco. 


El amor sólido no se vive solo en "
la luna de miel", sino también cuando se va la miel, quedando solo la luna. Es decir: es perseverante, comprensivo, tolera las falencias de la persona amada (marido, mujer, padres, hijos, amigos, amigas), consciente de que también cada uno lleva a cuestas sus propias limitaciones.

Dios es el ejemplo máximo de todo amor. Ha creado al ser humano a su imagen y semejanza. Pero lo hizo libre, responsable de sus actos, no una marioneta manejable a capricho. Por lo mismo, tolera las traiciones, el pecado, que separa al hombre o mujer de su amistad, esperando siempre, que se conviertan y regresen de sus desvíos. Es como el padre, que espera sin cansarse, al hijo extraviado, que se fue de su casa, dilapidándolo todo en una vida desordenada (Evangelio de San Lucas, 15, 11 - 24). Se podría ahondar todavía mucho en las características propias del amor, pero quedémonos con otra lúcida y contundente definición de San Agustín: "Donde hay amor no hay trabajo, o el mismo trabajo es amado". Quiere señalar, que el amor verdadero, no está exento de dolores o problemas, como la mamá que cuida a su bebé enfermo, o el  papá, que trabaja duramente, para sostener a su familia, en fin el mismo Jesucristo, crucificado por todos los pecados del mundo a través de la historia y que lo hizo únicamente por amor hasta la muerte y muerte de Cruz. 

 

martes, 14 de septiembre de 2021

Crux Gloriosa

 

Nos autem gloriári opórtet in Cruce Dómini nostri Iesu Christi: in quo est salus, vita et resurréctio nostra: per quem salváti et liberáti sumus.



Oh Dios, que nos alegras este día con la fiesta anual de la Exaltación de la Santa Cruz, concédenos, te suplicamos, que los que conocemos en la tierra los misterios de Cristo seamos dignos de obtener en el cielo las recompensas de su redención. Por el mismo Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amen.

sábado, 28 de agosto de 2021

Pocos Héroes, Mucha Cobardía

 

La Liga de la Justicia

La Sagrada Escritura narra en su primer libro la creación y caída del hombre, su nacimiento a la vida y su pérdida del Paraíso terrenal. El demonio como astuta serpiente, engaño a nuestros primeros padres prometiéndoles ser dioses al alcance de sus manos,  una vez que estos pecaron el Señor los expulso del Edén para enfrentarse a la crueldad del mundo terrenal. La Biblia nos dice que Dios maldijo a la mujer con el dolor en el parto y al hombre con sufrir el trabajo para ganarse su sustento (Génesis III, 16-19). Sin embargo, no es que el trabajo sea el castigo por el pecado sino por el contrario; el esfuerzo y el trabajo iban acompañados a la naturaleza humana dada en la Creación (Génesis II, 15) pero el pecado lo convirtió en una carga acompañada del sufrimiento.  El mundo antiguo y a lo largo de la historia, la humanidad aprendió con el dolor y el sacrificio a realizar grandes cosas, la vida era dura y sacrificada por tanto quien quería sobrevivir debía luchar y ser fuerte; Por ello, aquellos hombres y mujeres que superaban el promedio en grandes acciones son hoy recordados como arquetipos y ejemplos para la posteridad.

Por otra parte, debido a los avances de la medicina y la tecnología, es innegable que la vida en el mundo occidental se ha vuelto mucho más fácil en comparación a los siglos que nos precedieron.  Las personas viven más y tienen relativamente más comodidades que en siglos anteriores. Y aunque esto es bueno, también es profundamente negativo el relajamiento y el egoísmo de esta época; el consumismo y la falta de objetivo más allá del placer propio sin esfuerzo marcan culturalmente la mentalidad del “ciudadano del mundo” actual. Quisiera compartir entonces, a modo de diagnóstico, una breve reflexión de un estimado nadador a contracorriente, en las aguas de este mundo débil por falta de carácter y sacrificio. Una reflexión sin duda necesaria para estos tiempos sobre todo para aquellos que quieran salir del establishment egoísta  que predomina en Occidente.

Pocos Héroes, Mucha Cobardía



Por Horacio Giusto Vaudagna

La sociedad actual es una sociedad que huye de todas las formas de dolor; es una cultura tanática que elimina toda expresión de sacrificio y mortificación. Véase sino bajo qué argumentos se romantiza el consumo de sustancias, la eliminación de un embarazo inesperado, la inducción a la eutanasia, la promoción del hedonismo, el imperativo de la felicidad.

En el pasado el dolor era significativo y hasta constitutivo del poder; ejemplo de ello es cómo los Santos Mártires exponen la fidelidad debida a la Santa Iglesia Católica. El arquetipo del héroe, ese que se enfrenta al dolor para superar su odisea antes del regreso al mundo ordinario, es inaplicable en la cosmovisión actual. La vida heroica es una vida de constante preparación para el sufrimiento y el dolor en disposición al sacrificio final; hoy el mayor acto de heroicidad ha sido un grupo de personas que, acobardadas por un patógeno de Wuhan, renunciaron a su libertad y se encerraron en pos de mantenerse a salvo.

Muerte y dolor son nociones aburguesadas; no hay cuerpos dispuestos a morir por la gloria de un bien desde el momento que no hay esa Verdad última a la cual entregar la vida. La sociedad moderna aniquiló de la cultura al Dios verdadero para luego adorar la atomización del individuo. El cuerpo ya no es un medio para un combate heroico, el cuerpo es un fin en sí mismo donde por derecha o izquierda se rinde culto a la liberación absoluta en tanto esta sea sólo para la exhibición y el placer. La cultura honra la exhibición de la persona atomizada, pero repele el dolor que entraña combatir verdaderamente el poder del sistema. Los héroes ya no son quienes libran el buen combate, ya sea desde un altar, formando familia o contribuyendo abnegadamente a la Patria; los “proto” héroes actuales no son más que figuras pasajeras de alguna red social cuyo capital es justamente exponer una vida placentera y sin dolor alguno.

Cristo, mayor ejemplo de sacrificio e integridad


domingo, 15 de agosto de 2021

Meditación mariana

 

La Asunción de la Virgen -Mariano Salvador Maella Pérez (21 de agosto de 11739 - 10 de  mayo de 1819)


15 DE AGOSTO
LA ASUNCION DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA

María ha elegido la mejor parte, de que jamas será privada
(San Lucas X, 42).

 

La vida de la Santísima Virgen después de la Ascensión de Jesucristo, no estuvo exenta de sufrimiento. Sufrió al verse separada de su Hijo muy amado, y sin cesar suspiraba por el día en que podría reunirse con El. Aumentaba su mérito al infinito mediante la practica constante de las más heroicas virtudes. Llegó, por fin, el dichoso día de su muerte, y su ala separóse de su castísimo cuerpo, sin dolor ni violencia. Mas, la noche siguiente al día en que se depositó ese cuerpo en el sepulcro, su alma descendió del cielo, reunióse con él, y fue a colocarse en el cielo a la derecha de Jesucristo, en el trono que le había sido preparado.

MEDITACION SOBRE EL TRIUNFO DE MARÍA

I.                  La Santísima Virgen mure sin dolor y sin temor, con inefable deseo de ir a juntarse con su adorable Hijo. El amor divino es quien desprende su hermosa alma de su envoltura mortal. Tú también morirás: pero, ¿cómo morirás? ¿En el dolor y el temor? Aprende de María a vivir bien para morir bien. Pídele la gracia de morir santamente: Ella  la concede a sus servidores: y cuando te halles en ese terrible momento, dile con Justo Lipsio: Santa María, socorre a mi alma en la lucha con la eternidad.

 

II.               La Santísima Virgen resucita algún tiempo después de su muerte: ese cuerpo castísimo que había llevado a Jesucristo no debía sufrir la corrupción del sepulcro. ¡Oh, Virgen Santísima, que alegría me causa el favor que se os ha acordado! Cuerpo mío, tú también resucitarás un día: pero, ¿será para la gloria o para los sufrimientos eternos? Lo ignoro, o más bien, sé que seré predestinado si soy un servidor fiel de María. Ningún servidor de Maria perece eternamente. (San Bernardo).

 

III.           ¡Cuán admirable es el triunfo de María! Entra en el cielo con cuerpo y alma: los ángeles salen a su encuentro: el Padre eterno la reconoce como Hija,  Jesucristo como Madre, el Espíritu Santo como Esposa. Es elevada sobre los coros de los Ángeles y colocada en un trono al lado de su Hijo. Valor, ¡alma mía!, nada hay que no puedas obtener por medio de la Madre de Dios. Su poder es infinito, y su amor es igual a su poder. ¿Qué hice hasta ahora para merecer su protección y sus favores?

 

La devoción a la Sagrada Familia – Orad por la Iglesia.

Perdonad, misericordiosamente, Señor, las faltas de vuestros servidores, y dada la impotencia en que nos encontramos de agradaros por  nuestros propios méritos, concedednos la salvación por la intercesión de Aquella que Vos elegisteis para que fuera la Madre de vuestro Hijo, nuestro Señor que siendo Dios vive y reina con Vos en la unidad con el Espíritu Santo. Amen.

 

De “Santoral con meditación diaria”, del padre Juan Esteban Grosez S.J. página 263.
Editorial Plantin, año 1951.

viernes, 6 de agosto de 2021

Sic Semper Tyrannis Parte I: El Dios de los libres

 

Sic semper tyrannis en latín Así siempre con los tiranos.


Hace un par de semanas sucedieron dos hechos muy diferentes pero a la vez muy parecidos. Por un lado, el pueblo cubano salió a las calles para protestar contra el régimen dictatorial que gobierna la isla desde 1959, este grito de libertad desencadeno una cruenta represión por parte de las autoridades militares mientras que en el resto del mundo diferentes figuras se hicieron oír pidiendo la libertad de los cubanos o defendiendo el régimen tiránico. Por un lado salieron voces en defensa de los cubanos pidiendo “Cuba Libre” y por otro, la izquierda ciega y sorda al sufrimiento de los isleños, culpando de todos sus males a un supuesto bloqueo estadounidense y librando de pecado al monstruoso gobierno de la Isla.

En lo personal, ruego a Dios porque la dictadura comunista caiga libertando así a los cubanos y rompiendo sus cadenas puedan salir de la inhumana pobreza que los agobia desde hace varias décadas. También es un signo de esperanza para el resto de Latinoamérica, gobernada por el siniestro Foro de São Paulo que mantiene en el régimen cubano su fortaleza; Si este cae, caerán los demás gobiernos de corte socialista o al menos quedarán aislados del resto del mundo, condenándose al fracaso y con ellos, a sus naciones.

Los gritos de libertad que suenan en la más grande isla del Caribe habrán llegado a la Santa Sede que respondió con un sonoro silencio. Si recordamos lo presto que es el Romano Pontífice en pronunciarse sobre cualesquiera hashtag de moda haya (si esto eleva su popularidad), sin embargo, ante el grito de libertad cubano, nada.

Aunque es una tristeza que el Papa no se pronuncie sobre la tiranía en Cuba, también quisiéramos que nos alegrara con su silencio en otras ocasiones. Tal es el caso de lo acontecido el viernes 16 de julio del presente año, cuando luego de varias semanas de rumores y chismes, el Papa Francisco nos da un manotazo de ahogado en la cara a los católicos del mundo, con un motu proprio titulado "Traditionis Custodes".  ¿De qué se trata? Lisa y llanamente es un freno desesperado al crecimiento en fieles que optan por rezar y vivir la vida cristiana según el Misal de san Pio V.

En Vatican Press no han decidido el nombre.

Como lo dijimos tiempo atrás, los católicos tradicionales dentro de la oficialidad de papeles (no colocamos aquí a la FSSPX y grupos afines por cuestiones burocráticas) han sido tratados como parias desde los setenta hasta el 2007, año en que Benedicto XVI publica el motu proprio Summorum Pontificum, dando más libertad a la celebración de la Misa y los sacramentos según la liturgia romana tradicional dentro de la Iglesia oficial. Un análisis minucioso del Summorum Pontificum nos muestra un documento más prohibitivo que permisivo, pero con argumentadas razones (con la que podemos o no disentir). Sin embargo, dicho documento fue bastante útil en su momento y tuvo resultados muy positivos para el movimiento tradicional, no solo por el crecimiento de institutos y congregaciones sacerdotales que utilizan el viejo rito, sino también por el reflorecimiento (sobre todo en Europa) de parroquias y diócesis que la primavera conciliar había dejado en un estado terminal.

La pregunta que tendríamos que hacernos es ¿era necesario? ¿Por qué ahora? Desde el comienzo del pontificado (y aun antes en su episcopado en Buenos Aires) se conocía el desprecio de Bergoglio por la liturgia tradicional, no tanto porque sea un liturgista siniestro en busca de más experimentos sino porque es un mediocre en esta cuestión. Bergoglio es jesuita, y como tradicionalmente se sabe, los jesuitas de liturgia poco y nada, aun cuando son pontífices. El cardenal Bergoglio en Buenos Aires (como la casi absoluta mayoría episcopal argentina) no se distinguió por su sacralidad litúrgica como tampoco por su creatividad profana en este ámbito, sino cayendo en el típico clasismo porteño, prefíriendo celebrar de una determinada manera en determinado lugar para determinada gente: Así en una villa miseria permitiría cualquier “costumbre popular” (que en Argentina significa normalmente esto) en el Santo Sacrificio para luego colocarse ornamentos preconciliares en la Iglesia Santa María Addolorata en Roma, o actualmente realizar las absurdas celebraciones en las Jornadas Mundiales de la Juventud para luego celebrar con incienso y gregoriano en el altar de san Pedro.

El cardenal Bergoglio celebrando con ornamentos "tradicionales".

Lo que al Santo Padre si le interesa es el poder, y el poder por sí mismo. No puedo juzgar su interior, de esto solo Dios se encarga, pero si analizamos los acontecimientos de los últimos meses: por un lado la prensa mundial ya no lo alaba apoteóticamente como en los primeros años de su pontificado, los políticos de izquierda, amigos suyos, se han vuelto profundamente impopulares (Maduro en Venezuela, el régimen castrista y al payaso Alberto Fernández) mientras que sus padrinos eclesiásticos de los países del Rin (Alemania y Austria) ya no les interesa obedecerlo y prefieren crear su propia iglesia católica alemana libre de Roma, su autoridad pontificia ha caído en desgracia.

Pero el Papa no lo ve así, y como cualquier tirano, prefiere seguir dando órdenes creyendo que alguien lo obedecerá, cuando la realidad es que sus súbditos solo están esperando que vaya al Senado para ser apuñalado por todos los miembros, incluido su hijo Brutus. El martillo pontificio cayó sobre los indefensos fieles adherentes a la Misa tradicional con más fuerza que en los tumultuosos setenta y ochenta (“la época de los indultos inútiles”) y ahora nuevamente vuelve a las catacumbas.

Pintura sobre la Muerte de Julio Cesar

¿Se puede llegar a este nivel de tiranía en una iglesia cristiana? El apóstol San Pablo dice en su primera carta a los corintios: Rescatados habéis sido a gran costo, no queráis haceros esclavos de los hombres (I Corintios VII, 23). La libertad de ser hijos de Dios va más allá de recibir la gracia divina que nos permite librarnos de las ataduras del pecado, si no que nos hace caminar en la senda del Señor, obrando el bien por amor a Él y aumentando en la justicia. La libertad es el camino de la santidad por el que transitamos con ayuda de la oración, los sacramentos y las buenas obras. A los fieles cristianos ¿Qué clase de pastor les prohíbe la fuente y culmen de la vida espiritual? La Misa de siempre, nuevamente atacada por el guardián de las llaves de san Pedro, como hace décadas lo fue por otro pontífice innovador canonizado por el actual.

Los cubanos están a la espera de su libertad contra un régimen monstruoso, mientras los católicos fieles al misal tradicional comenzaremos una etapa de sacrificio y resistencia a la tirana decisión de nuestro bienaventurado Papa actual.

Dios quiera que el servilismo cortesano y una visión deformada de la obediencia cristiana no hagan olvidar, a los católicos del mundo, las palabras de san Pedro ante el Sanedrín:

 “Mientras ellos estaban hablando al pueblo, sobrevinieron los sacerdotes con el magistrado o comandante del templo y los saduceos, no pudiendo sufrir que enseñasen al pueblo, y predicasen en la persona de Jesús la resurrección de los muertos. Y habiéndose apoderado de ellos, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente: porque ya era tarde. Entretanto muchos de los que habían oído la predicación de Pedro, creyeron; cuyo número llegó a cinco mil hombres. Al día siguiente se congregaron en Jerusalén los jefes o magistrados, y los ancianos, y los escribas, con el pontífice Anás y Caifás, y Juan, y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal; y haciendo comparecer en medio a los apóstoles, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en nombre de quién habéis hecho esa acción? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: Príncipes del pueblo, y vosotros ancianos de Israel, escuchad: Ya que en este día se nos pide razón del bien que hemos hecho a un hombre tullido, y que se quiere saber por virtud de quién ha sido curado, declaramos a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel, que la curación se ha hecho en nombre de nuestro Señor Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y Dios ha resucitado. En virtud de tal nombre se presenta sano ese hombre a vuestros ojos. Este Jesús es aquella piedra que vosotros desechasteis al edificar, la cual ha venido a ser la principal piedra del ángulo. Fuera de él no hay que buscar la salvación en ningún otro. Pues no se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos.

Viendo ellos la firmeza de Pedro y de Juan, constándoles por otra parte que eran hombres sin letras y del vulgo, estaban llenos de admiración, conociendo que eran de los que habían sido discípulos de Jesús. Por otra parte, al ver al hombre que había sido curado estar con ellos en pie, nada podían replicar en contrario. Les mandaron, pues, salir fuera de la junta, y comenzaron a deliberar entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? El milagro hecho por ellos es notorio a todos los habitantes de Jerusalén ; es tan evidente, que no podemos negarlo. Pero a fin de que no se divulgue más en el pueblo, ordenémosles que de aquí en adelante no tomen en boca este Nombre, ni hablen de él a persona viviente.  Por tanto llamándolos, les dijeron que por ningún caso hablasen ni enseñasen en el Nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron a esto, diciéndoles: Juzgad vosotros si en la presencia de Dios es justo el obedeceros a vosotros antes que a Dios; porque nosotros no podemos menos de hablar lo que hemos visto y oído” (Hechos de los Apóstoles IV, 1-20).

La Misa de Siempre, siempre.


sábado, 17 de julio de 2021

Mártires de la Revolución

 

Las Mártires Carmelitas de Compiègne, asesinadas por odio a la fe durante la Revolución francesa el 17 de julio de 1794

“Vi debajo del altar las almas de los degollados por la causa de la Palabra de Dios y por el testimonio que mantuvieron; 10y clamaron a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, oh Señor, Santo y Veraz, tardas en juzgar y vengar nuestra sangre en los habitantes de la tierra?

 Y les fue dada una túnica blanca a cada uno; y se les dijo que descansasen todavía por poco tiempo hasta que se completase el número de sus consiervos y de sus hermanos que habían de ser matados como ellos”  (Apocalipsis VI, 9-11).


El Zar Nicolás II y su familia asesinados por odio a la fe y a la monarquía por la Revolución bolchevique la madrugada del 17 de julio de 1918,

lunes, 21 de junio de 2021

Los clásicos nunca mueren

Afiche de la película Catholics (1973)

En el año de 1973, de la mano del legendario director de cine Jack Gold (28 de junio de 1930 - 9 de agosto de 2015) se estrenó para la televisión, la película Catholics, también llamada The Conflict. Basa en la novela homónima del irlandés Brian Moore (25 de agosto de 1921 - 11 de enero de 1999) publicada un año antes.

La trama nos ubica en un monasterio de una isla al norte de Irlanda, donde los monjes continúan celebrando la antigua Misa en latín a pesar de las nuevas órdenes del recientemente celebrado “Concilio Vaticano IV”. Fieles de todo el orbe católico acuden a dicha isla buscando consuelo espiritual, ya que en sus parroquias les han cambiado la religión. Estos sucesos llaman la atención del superior general de la orden monástica, que ve en estos actos un peligro para un congreso ecuménico que él presidirá y envía a un joven sacerdote norteamericano para castigar a la pequeña abadía. Los monjes no están dispuestos a cambiar, pero los ata su voto de obediencia, mientras su abad, quien los apoya, no quiere tener problemas con sus superiores, revelando más tarde al cura norteamericano, su ateísmo pragmático; No cree en Dios, pero es bueno dirigiendo el monasterio como un capataz y por ello no quiere irse de la abadía.

Es una película excelente, fiel a la novela, presentando muy bien al espectador la situación de los católicos en los primeros años del posconcilio. Si bien, es verdad que no todos los católicos del mundo formaron grupos de resistencia a los cambios doctrinales y litúrgicos durante el pontificado de Pablo VI (y aun antes) los que sí lo hicieron, no tuvieron mejor suerte que los monjes de la novela. Algunos se conformaron con la Misa nueva bien celebrada, rara avis en el panorama litúrgico de Occidente, donde si se mantenía la forma y el respeto era suficiente refrigerio espiritual para comenzar la semana. Otros optaron por oposiciones reales y más fuertes (principalmente la Fraternidad Sacerdotal SanPio X), algunos más extremos optaron por reunirse en oscuros círculos con clérigos rebeldes y así fundar sus pequeñas “Iglesia católica” (algunas con Sumo Pontífice incluido).


Durante los tumultuosos 70 al 2000 los fieles adherentes al Misal de san Pío V eran tachados de cismáticos, tontos y leprosos; No supieron adaptarse a los cambios y hay que dejarlos en su jardín de infantes con latín, mientras tanto que la Iglesia moderna avanza con el mundo contemporáneo a una nueva era de paz y fraternidad.  Como sabemos, ninguna de esas cosas sucedió; los fieles tradicionales no se redujeron sino que aumentaron, mientras la asistencia a la Nueva Misa disminuyo, y el mundo no está en paz y fraternidad. Este pequeño aunque creciente número de feligreses no pudieron ignorarse por mucho tiempo, y tras un largo tiempo de conflicto, las cosas tomaron otro rumbo en el año 2007: el Papa Benedicto XVI publico el motu proprio
Summorum Pontificum, permitiendo así la liberalización de la Misa de San Pío V dentro de la vida normal de la Iglesia. En su momento, dicho documento no paso inadvertido y levanto polvaredas en diversos ambientes del mundo y del episcopado.

Al clero (alto y bajo) del año 2007 las rabietas no se hicieron esperar, por mencionar casos que recuerdo: un sofista devenido en profesor del Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo escribió un ridículo articulo que pueden leer aquí (con cómicos comentarios de Panoramix) criticando la decisión papal. Un obispo en Italia (que fue alumno del nefasto Anibale Bugnini) no pudo contener sus poco masculinas lágrimas al enterarse; ya que permitirle al Misal de san Pio V seguir viviendo le escandalizaba como ver un ratón escandaliza a las damas. De los argentinos solo recuerdo explicaciones tontas, que dejaban en evidencia la pésima comprensión litúrgica del nuestros obispos (y no me sorprendería), ya que eran incapaces de separar rito de lengua litúrgica (no recuerdo que obispo decía “el Papa no ordenó que se celebre la misa en latín, sino algunas veces”). En fin, recuerdos del 2007.

Hoy en día, ya pasados varios años desde aquel 7 de julio, las cosas en cierta medida cambiaron para mejor. En Estados Unidos e Inglaterra (incluso Francia) es normal encontrar parroquias only old-rite, o también “bi—rituales” donde, dependiendo los días, se reza uno u otro misal sin menor drama. Comenzaron a crecer congregaciones religiosas como la Fraternidad de San Pedro o el Instituto Buen Pastor que utilizan exclusivamente el viejo ritual, sin mencionar que órdenes monacales (benedictinos, dominicos, etc.) desempolvaron sus viejos libros litúrgicos para utilizarlos en sus monasterios. Algunas iglesias jóvenes en países de África y Asia solo rezan el rito tridentino, escandalizando a quienes piensan que el latín es una barrera para la conversión de los paganos.

En el corazón del rito romano, cada cierto tiempo, se realiza la peregrinación Summorum Pontificum donde laicos y clérigos de distintos lugares del mundo marchan al altar de San Pedro a rezar la Misa para la que fue construida la Basílica vaticana. Tristemente el crecimiento ha sido algo lento en los países latinos sobre todo en Argentina, debido a la repulsión de los obispos por la sola idea de una misa tridentina en sus diócesis. Pero aun así, lenta y discretamente la Misa de siempre va recuperando su lugar en la Iglesia de Dios. Sin embargo, como en aquella película del los setenta, hay alguien a quien no le gusta: la Roma moderna.

Desde hace años se rumorea en varios lugares de la Iglesia que el Papa Francisco derogaría el Summorum Pontificum para reducir la celebración de la misa tridentina, especialmente en el clero diocesano, y así terminar con su crecimiento en la feligresía. Por mucho tiempo parecieron rumores infundados, pero en las últimas semanas los susurros se están volviendo un secreto a voces. En los oscuros pasillos romanos, como la peste que anda en las tinieblas (Salmo XC/XCI, 3) repta un documento pontificio con el fin de encadenar a la Misa tridentina, pero hasta ahora no se sabe nada en concreto.


Siendo realistas (y viéndolo desde Argentina) mucho no cambiaria la situación por una supuesta derogación; Los obispos (salvo honrosas excepciones) no han sido amigos de ver revivir la Misa de su infancia y de su ordenación sacerdotal en algunos casos (la que traicionaron por quedar bien con la Roma moderna). Fueron ellos los obstaculizadores de la Antigua Misa durante los cincuenta años de posconcilio y aun hoy lo son (conozco un caso en Corrientes) solo que el motu proprio de Benedicto es la piedrita en el zapato; si se liberan de esta, podrían seguir cómodamente con su tiranía litúrgica.

Los fieles entonces ¿Qué deberían hacer? Por cosas de la divina Providencia, siempre hubo una cosa que hacer: Seguir rezando la Misa y los sacramentos con el rito de siempre. Ya que estos gozan desde el 14 de julio de 1570, del derecho de perpetuidad, concedida por el Papa san Pío V en la bula Quo primum tempore. Esta última es la mayor defensa que tiene la Misa de siempre ante sus enemigos dentro de la Iglesia, y es la que la mantendrá de pie hasta que Cristo vuelva. Y quien lo niegue, en palabras de San Pío V: sepa que incurre en la indignación de Dios Todopoderoso y sus bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo.

Veremos que acontece en los próximos meses, y esperemos que los fieles católicos del año 2021 no sean como los monjes de Catholics, quienes prefirieron ser esclavos de la tiranía a libres hijos de Cristo.

La Misa de siempre, siempre.


viernes, 11 de junio de 2021

Día del Sacratísimo Corazón

 




Oh Dios, que te dignas prodigarnos misericordiosamente los infinitos tesoros de tu amor en el Corazón de tu Hijo herido por nuestros pecados:  te pedimos nos concedas que, al ofrecerle el devoto obsequio de nuestra piedad, cumplamos con el deber de una digna reparación. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

V: Jesús manso y humilde de Corazón.
R: Haz nuestro corazón semejante al tuyo.





jueves, 20 de mayo de 2021

La sal alemana

 


En el Sermón de la Montaña (San Mateo V, 1 - VII, 29), el Señor entrega al naciente número de discípulos los consejos para vivir según la voluntad divina. En aquel largo discurso iniciando con las Bienaventuranzas, se traza el camino del cristiano a la perfección del espíritu.

El Señor no dejo una doctrina o un conjunto de reglas sino las instrucciones de un camino donde el alma cristiana transita y cuya terminación no es más que encontrar al Señor mismo. No quiero decir que no es importante la teología, las discusiones y debates que a lo largo de la historia se suscitaron al interior de la Iglesia para precisar la naturaleza de la fe y sus contenidos; Al contrario, es justamente por transitar ese camino que surgieron estas cuestiones, al fin y al cabo, cuanto más se ama a una persona más quiere saber de la misma.

La Fe cristiana debe ser vivida y amada por todo aquel que se precie de católico, es lo coherente. Por dar un ejemplo burdo, que un liberal convencido en la verdad de liberalismo vote por comunistas no tendría sentido, de igual forma un católico con ideas contrarias a las verdades del Evangelio, tendría que dejarse de llamar católico o reconocerse como mal creyente. No es un escándalo encontrar entre simples feligreses quienes proponen o dicen ideas contrarias al catecismo porque o están confundidos en cuanto a que dice la Iglesia sobre tales cuestiones, o no tuvieron una educación religiosa buena. Sin embargo, en las últimas décadas se ha vuelto, no un escándalo, sino ya lo más normal, encontrar clérigos (de baja o alta jerarquía) decir y predicar ideas no solo diferentes sino antagónicas a la doctrina de la Iglesia que dicen representar.

Tal incongruencia tuvo estos días su culmen (hasta ahora) con una masiva “bendición” (que no boda) de parejas homosexuales en varias parroquias alemanas. La iniciativa surgió como respuesta al Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe publicado el 22 de febrero de 2021, con relación a bendecir a parejas homosexuales. Roma tuvo que recordar lo que para toda la tradición moral cristiana fue siempre obvio: el pecado no se puede bendecir.

Esto no inmuto a Deutsche Kirche, que en mayor o menor medida apoyo dichas profanaciones. Recordemos que las diócesis en Alemania se encuentran en un periodo sinodal, del cual se esperan grandes cambios en la organización burocrática y también ciertas relajaciones de carácter doctrinal que afectan sobre todo a la moral cristiana. Algunos episcopos germanos han insistido sobre todo en bendecir parejas homosexuales, otros han hablado de la necesidad de replantear la idea del sacerdocio femenino, etc.



La realidad es que no hay nada nuevo bajo el sol alemán, simplemente los obispos “católicos” llegan tarde a los síntomas terminales de la decadencia del cristianismo en el Rin. Los luteranos hace años han tomado esas proposiciones como doctrina oficial en sus comunidades; han “ordenado” transexuales al ministerio, han casado divorciados y sodomitas, y aún más perniciosamente, han enseñado que la Revelación divina, la Biblia y la Fe cristiana son simples cuentos de autoayuda. Nuestro Señor básicamente sería un simple predicador humanista, no el eterno Dios hecho hombre por la salvación del mundo; los milagros serían cuentos de hadas, y el verdadero mensaje del Evangelio no es otro que la igualdad, libertad y fraternidad de los liberales.

El resultado ha sido la indiferencia social: los fieles luteranos no van al servicio dominical, porque ya no les llama la atención. La religión, que se supone trata sobre cosas celestiales, se rebaja a meras opiniones como las del diario, y por tanto ya no es esencial para el día a día del alemán moderno. Ciertamente esta es la situación no solo de los luteranos sino del cristianismo en todo Occidente, con sus más o sus menos en las diferentes partes del mundo. El problema aquí no es que las ovejas abandonen el rebaño, al fin y al cabo el mismo Señor dice: tan cierto es que muchos son los llamados y pocos los escogidos (San Mateo XX, 14). El problema es que los pastores estén claudicando en su deber, única razón de su oficio, de velar por la Fe que dicen profesar. Y no solamente los germanos, que hace años tambaleaban entre un catolicismo “más luterano” y la apostasía, sino de Roma, la sede de San Pedro, de quien poco y nada a dicho en reacción a tales sacrilegios alemanes. Algunos dicen que es por las monedas que reciben de las ricas Conferencias episcopales del Rin, otros porque directamente ya no les importa sino un puesto en la burocracia eclesial, puesto que hay que sostener evitando polémicas con el mundo descristianizado de hoy.

¿Cuántos son los obispos que hablan abiertamente contra el pecado? Y no hablamos de pecados ecológicos que dañan al planeta, ni pecados económicos  que dañen a los pobres; Sino propiamente el pecado, que ofende a Dios y lleva el alma al infierno. ¿Dónde están aquellos pastores?

“Vosotros sois la sal de la tierra. Y si la sal se hace insípida, ¿con qué se le volverá el sabor? Para nada sirve ya, sino para ser arrojada y pisada de las gentes”. (San Mateo V, 13)

A fines de abril, en la antigua iglesia de San Ruperto en Viena, los párrocos han colgado desde el campanario una bandera arcoíris (símbolo conocido de la ideología LGBT) en apoyo a los homosexuales y en provocación a la notificación romana. Sin embargo,  para sorpresa de varios, un grupo de jóvenes fue en la noche para colgar un cartel en la misma torre con la leyenda Dios no puede bendecir el pecado (aquí pueden verlo). Sin duda, el pueblo fiel de Dios sabe reconocer la voz del Pastor y la de los ladrones.

San Ruperto de Salzburgo (660​ - 710)

Irónicamente, aquel templo vienés está dedicado a san Ruperto de Salzburgo, un obispo que evangelizo Baviera en el siglo VII, entre sus muchas labores destaca la fundación de una ciudad cerca de unas minas de sal, a la que llamaron Salzburgo (“ciudad de la sal”). Sin embargo, hoy en día la sal germana está perdiendo su sabor.