sábado, 31 de octubre de 2020

Día de Todos los Santos

 


La razón por la cual hemos querido establecer esta festividad en día de domingo es para que no tan sólo el clero honre a Cristo Rey con la celebración de la misa y el rezo del oficio divino, sino para que también el pueblo, libre de las preocupaciones y con espíritu de santa alegría, rinda a Cristo preclaro testimonio de su obediencia y devoción. Nos pareció también el último domingo de octubre mucho más acomodado para esta festividad que todos los demás, porque en él casi finaliza el año litúrgico; pues así sucederá que los misterios de la vida de Cristo, conmemorados en el transcurso del año, terminen y reciban coronamiento en esta solemnidad de Cristo Rey, y antes de celebrar la gloria de Todos los Santos, se celebrará y se exaltará la gloria de aquel que triunfa en todos los santos y elegidos. Sea, pues, vuestro deber y vuestro oficio, venerables hermanos, hacer de modo que a la celebración de esta fiesta anual preceda, en días determinados, un curso de predicación al pueblo en todas las parroquias, de manera que, instruidos cuidadosamente los fieles sobre la naturaleza, la significación e importancia de esta festividad, emprendan y ordenen un género de vida que sea verdaderamente digno de los que anhelan servir amorosa y fielmente a su Rey, Jesucristo.

Encíclica Quas Primas del Papa Pío XI, del 11 de diciembre de 1925



¡Feliz Solemnidad de Todos los Santos!

domingo, 25 de octubre de 2020

Domingo del Rey

 


Omnipotente y sempiterno Dios, que en tu amado Hijo, Rey universal, quisiste restaurarlo todo; concédenos propicio: que todos los pueblos Gentiles disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo gobierno. Que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos.

Oración colecta de la Misa del Domingo de Cristo Rey



¡Feliz Fiesta de Cristo Rey a todos vosotros!


lunes, 19 de octubre de 2020

Gato por liebre

 

La vida cristiana no es fácil si tomamos en cuenta la pesada carga de la débil naturaleza humana. Los hombres somos propensos a pecar porque nuestra naturaleza está herida por la falta de nuestros primeros padres, y su cura no puede darla el hombre; Si no solamente Dios.

La muerte de Cristo en la cruz abrió a la humanidad las puertas de la gracia divina; así con ella, el hombre se vea libre de las cadenas del pecado y pueda obrar para el bien. Si mi memoria no me falla, esta es, en resumen, la doctrina católica de la salvación y el mensaje claro del Evangelio.

Somos pecadores heridos, Dios nos perdona en la muerte de su Hijo, y gracias a este sacrificio podemos limpiarnos del pecado y cambiar una vida mala por una vida virtuosa. ¿Puede haber vida virtuosa fuera de Jesucristo? Si, la hubo durante la Antigua Alianza y aun entre los paganos; pero solo en Jesucristo dichas buenas obras son por gracia sobrenatural y no mera obediencia a la ley natural.

Monseño Gabriel Antonio Mestre, actual obispo de Mar de Plata

En los Evangelios, el Señor se encuentra con muchos personajes que buscaban cambiar su vida para bien: Nicodemo (San Juan III, 1-21), el joven rico (San Marcos X, 1-21), la mujer samaritana (San Juan IV, 1-42). Ellos tenían en común el deseo de conocer la verdad y hacer el bien. Cuando se conoce la verdad, solo queda obrar en consecuencia, ya sea aceptándola o rechazándola.

Jesucristo les señalo la verdad, y el camino de salvación que debían seguir para ser felices en la voluntad del Padre; Y el camino es el mismo ayer, hoy y siempre: Yo soy el camino, la verdad, y la vida: Nadie viene al Padre sino por mí (San Juan XIV, 6).

Hace unos días la diócesis de Mar de Plata dejo de costado estas verdades evangélicas por novedades sentimentalistas. En un video realizado durante los talleres de la Invasión de Pueblos (una mini Jornada Mundial de la Juventud) ofrecieron el testimonio de un homosexual sobre su práctica de la vida cristiana. La sorpresa nos la pegamos cuando a lo largo de todo el video el señor en cuestión no dice absolutamente nada que nos haga entender que ha decidido luchar contra su tendencia y vivir según las normas de la naturaleza humana con ayuda de la gracia de Dios. Más bien, se da a entender que vivirá de esta manera el resto de sus días porque lo que importa es que es feliz así, no que en Dios encontrará la felicidad si obedece su voluntad. Ya no importa que es lo que Dios quiere para nosotros, su voluntad para cada uno y la vocación, si se quiere usar este término, que nos da para alcanzar nuestra felicidad, que siendo cristianos, no es otra que la santidad. Y la santidad solo se obtiene de una sola manera, como dijo el Señor en el Evangelio: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame (San Marcos 8,34). La vida cristiana al igual que la meramente terrena está acompañada de dolor, porque el mundo caído es así, la diferencia es que a la cristiana es acompañada de la gracia y de la promesa del cielo. El dolor no es en vano, si no es el camino necesario para la vida eterna, y con la gracia sobrenatural es más ligera la carga. El máximo ejemplo lo dio Jesucristo en la cruz, y le siguen los santos y los mártires de la historia: “Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, hallaréis reposo para vuestras almas” (San Mateo XI, 29).


Bueno todo eso no importa, lo que importa es como uno es feliz. Si llevar la cruz no nos apetece para ser felices, entonces simplemente no importa. Si te sentís feliz es suficiente para Dios, y si no lo es (porque según el Evangelio no lo es) pues que pena, yo seré feliz. No creemos en absoluto que esta es la forma de verlo del señor del video, por quien sentimos pena, ya que le están dando gato por liebre. Lo que hacemos es llevar a las últimas consecuencias las proposiciones de dicho testimonio.

El video fue rápidamente eliminado; no sé si tanto por el escándalo que causo, como por el número grande de “no me gusta” y los comentarios negativos de católicos enfurecidos con la actual dirigencia de la diócesis de Mar de Plata. Ya sabemos para qué doctrina patea el nuevo obispo (lo vimos en acción antes) y como lo demuestra en su pastoral.

Nunca comprenderé que hace creer a los latinoamericanos que al hacer estas cosas se vuelven “progresistas”; Creen que los pone en avanzada frente a los europeos; cuando en realidad solo son títeres del primer mundo, no revolucionarios como ellos creen; son ratones del laboratorio latinoamericano para las ideas europeas. Es penoso ver como el progresismo eclesial se cree moderno con estas cosas, porque muchos años atrás, Monseñor Marcel Lefebvre escribía en su Carta Abierta a los Católicos Perplejos (capitulo VIII), sobre los catecismos “novedosos” de los setenta:

  “En apoyo de sus afirmaciones los autores aducen el ejemplo de María Magdalena: En esa asamblea, la que es pura es ella, porque amó mucho, porque amó profundamente. De esta manera se ha desfigurado el Evangelio: no se hace hincapié en el pecado de María Magdalena, en su vida disoluta; el perdón que Nuestro Señor le otorga es presentado como una aprobación de su existencia pasada y no se tiene en cuenta la exhortación divina: Ve y no peques más.

Ni el firme propósito que conduce a la ex pecadora hasta el Calvario, fiel a su Maestro por el resto de sus días. Este libro repugnante no se detiene ante ningún límite: ¿Puede uno tener relaciones con una muchacha - preguntan los autores - aun sabiendo perfectamente que se trata solo de una diversión o de ver lo que es una mujer?  Y responden: Plantear así el problema de las leyes de la pureza es indigno de un verdadero hombre, de un hombre que ama, de un cristiano. Significaría eso imponer al hombre una picota, un yugo intolerable: Siendo así que Cristo vino precisamente para librarnos del yugo pesado de las leyes: Mi yugo es fácil y mi carga liviana. Véase cómo se interpretan las palabras más santas para pervertir a las almas. De san Agustín retuvieron solo una afirmación: Ama y haz lo que quieras”.

La doctrina evangélica quedó registrada para siempre en las páginas de la sagrada Escritura, y su verdad fue confirmada con el paso de los siglos por la Iglesia cristiana; Cualquier novedad contraria a esta solo puede considerarse un garrafal error y debe ser corregida. El hombre no encontrará la verdadera felicidad si no es en los brazos de Dios, en el Dios real; no en el placebo divino que hace lo que le decimos. A pesar de que esta sea la versión de Dios que nos quieran vender los actuales prelados, en traición a la doctrina católica. Dicho en criollo, cualquier otra cosa es vender gato por liebre.

“Venid a mí todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas, que yo os aliviare” (San Mateo XI, 28)


______________________________________________________________________________________________

La actitud realmente católica de un creyente que lleva su cruz con la gracia de Dios y la ayuda de su Iglesia, lo pueden encontrar aquí (en ingles). Testimonio de un feligrés homosexual del entonces Obispo Raymond Burke (hoy cardenal)

Hay traducción al español aquí.

viernes, 16 de octubre de 2020

Bestias

 

"El Aquelarre" - Francisco José de Goya y Lucientes​
(30 de marzo de 1746 -16 de abril de 1828)​

Estamos viviendo en tiempos novelescos, pero no de esas novelas mexicanas que las abuelas suelen mirar a la tarde. Hablamos de novelas que hace cincuenta años describían futuros increíbles para su época; pero hoy son consideradas “precursoras proféticas” de nuestra realidad.

En 1981, Dean R. Koontz (nacido en 1945) publico “The Eyes of Darkness” (Los ojos de la oscuridad), donde con sus más y sus menos, hablaba de un virus peligroso cuyo nombre es Wuhan-400, nombre de la ciudad de donde salió el famoso Covid-19. Más en el oscuro mundo de las políticas globalistas, el “deep-state”, la novela que nos habla de elites políticas adoradoras del diablo y promotoras de su maldad, están la ahora desconocida Rosemary's Baby (“El bebé de Rosemary”) de Ira Levin (1929 - 2007) que más tarde Roman Polański (nacido en 1933) llevaría al cine.

La novela más famosa, a la que se quiere atribuir previsión profética, es la distopía 1984 de Eric Arthur Blair (1903 - 1950) mejor conocido como Georges Orwell. Donde se narra un mundo gobernado por tres superpotencias en continua guerra, donde los habitantes viven presionados por el estado a repetir consignas del mismo con fanática adhesión o son castigados por pensar críticamente. Hay un parecido pequeño con la actualidad, o quizás no, leyendo la novela se encuentran las respuestas.

Ahora bien, hoy nos enteramos de un hecho repugnante y totalmente diabólico, algo que uno esperaría de novelas de sociedades secretas a lo Dan Brown o de episodios de series de grotesca fantasía; tristemente no es el caso: En Estados Unidos, en la diócesis de Nueva Orleans, el padre Travis Clark, de 37 años, fue denunciado por tener relaciones sexuales con dos prostitutas en el altar de su iglesia parroquial, dedicada a los apóstoles San Pedro y San Pablo. El sacrilegio fue denunciado por un vecino, y la policía levanto cargos por “obscenidad” (ya que se podía ver los hechos desde la calle), algo que un par de dólares de multa borran al instante. Inmediatamente el Arzobispo Gregory Michael Aymond suspendió del ministerio al clérigo indigno, el altar fue removido y destruido. Según me entere por comentarios de un amigo con amigos en Norteamérica, este hecho no es simplemente la perversión de un desquiciado (William Blatty narra algo así en su novela El Exorcista) sino también un acto ritual, una especie de rito relacionado al satanismo, del que abunda en Estados Unidos.

La Editorial Homo Legens ha 
reimpreso la novela de Malachi Martin,
 y puede buscarla aquí.

¡Cuán novelesca es nuestra realidad! Malachi Martin (1921 - 1999) controversial escritor irlandés, en su libro Windswept House: A Vatican Novel (1996) traducida como “El Ultimo Papa”, describe un ritual satánico (con sexo y sangre) llevado a cabo por obispos, sacerdotes y políticos en una capilla dentro del Vaticano, una “entronización de Lucifer” en el santuario sacro de Jesucristo (aquí el breve texto). No podríamos estar más de acuerdo si creemos que este espantoso hecho acontecido hace unos días es prácticamente igual de abominable que lo descrito por Martin.

¿Cómo ha sido posible que sucediera todo esto? ¿En qué momento la maldad humana sobrepasa los límites entre lo malicioso a lo grotescamente demoniaco? San Pablo menciona entre sus cartas un pecado en cierta comunidad cristiana que abochorna incluso a los paganos (I Corintios V) y que como  tal debe ser extirpado de la comunidad cristiana. Este clérigo blasfemo en otros tiempos, citando a la Escritura, sería entregado a Satanás, para castigo de su cuerpo, a cambio de que su alma sea salva en el día de nuestro Señor Jesucristo (versículo 5). Pero hoy, simplemente vemos como, con justicia, es expulsado del ministerio sacerdotal y nada más.

¿Qué podemos hacer ente este horror? De sobra esta decir hacer los respectivos actos de reparación, misas en desagravio y cuentas del rosario que rezar para que Dios perdone a estos blasfemos, pero también hay que rezar para que se haga justicia, la justicia divina en esta vida como en la siguiente. A Dios no puede dañarlo en nada las blasfemias de los hombres, son solo gritos de personas confundidas, y en el caso del satanismo, personas voluntariamente confundidas. Sin embargo, reciben su castigo por ser crímenes contra el bien supremo.

No estamos deseando el infierno a nadie, al contrario, esperamos que Dios les dé la gracia de la penitencia a esas mujeres y al cura indigno, y esperamos no oír nunca más algo así de repugnante suceda en una iglesia. Pero, si llegamos a enterarnos de que es así, solo podemos decir, con la antigua letanía de los santos:

V. Ut inimicos sanctae Ecclesiae humiliare digneris,
R. te rogamus, audi nos.

Kyrie Eleison.

jueves, 8 de octubre de 2020

Victoria de Lepanto

 


A los gloriosos vencedores de la Batalla de Lepanto. Quienes con la espada, la pólvora y el rosario salvaron el Occidente cristiano del yugo moro.

A quienes murieron en batalla y a quienes fueron a la tumba con las canas blancas y los huesos cansados por las memorias del combate.

A la Liga Santa, sus nobles y siervos por su amor al Redentor y a la santa Fe verdadera.

Agradecimiento eterno damos los cristianos de todas épocas por su defensa de nuestra Civilización, y nosotros cristianos de este siglo cobarde, damos nuestra admiración por su fuerza y confianza, esperan seguir su ejemplo cuando nos toque la persecución y la batalla.

Hoy como siempre, nuestra Señora del santísimo rosario nos dará la victoria.

"Episodio de la Batalla de Lepanto"  - Antonio de Brugada (1804 - 1863)

Poema a Lepanto
De Gilbert Keith Chesterton (1874 - 1936)

Traducción de Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (1899 - 1986)

Blancos los surtidores en los patios del sol;
El Sultán de Estambul se ríe mientras juegan.
Como las fuentes es la risa de esa cara que todos temen,
Y agita la boscosa oscuridad, la oscuridad de su barba,
Y enarca la media luna sangrienta, la media luna de sus labios,

Porque al más íntimo de los mares del mundo lo sacuden sus barcos.
Han desafiado las repúblicas blancas por los cabos de Italia,
Han arrojado sobre el León del Mar el Adriático,
Y la agonía y la perdición abrieron los brazos del Papa,

Que pide espadas a los reyes cristianos para rodear la Cruz.
La fría Reina de Inglaterra se mira en el espejo;
La sombra de los Valois bosteza en la Misa;
De las irreales islas del ocaso retumban los cañones de España,

Y el Señor del Cuerno de Oro se está riendo en pleno sol.
Laten vagos tambores, amortiguados por las montañas,
Y sólo un príncipe sin corona, se ha movido en un trono sin nombre,
Y abandonando su dudoso trono e infamado sitial,

"Don Juan de Austria" - Alonso Sánchez Coello (1531-1588).

El último caballero de Europa toma las armas,
El último rezagado trovador que oyó el canto del pájaro,
Que otrora fue cantando hacia el sur, cuando el mundo entero era joven.
En ese vasto silencio, diminuto y sin miedo

Sube por la senda sinuosa el ruido de la Cruzada.
Mugen los fuertes gongs y los cañones retumban,
Don Juan de Austria se va a la guerra.
Forcejean tiesas banderas en las frías ráfagas de la noche,

Oscura púrpura en la sombra, oro viejo en la luz,
Carmesí de las antorchas en los atabales de cobre.
Las clarinadas, los clarines, los cañones y aquí está él.
Ríe Don Juan en la gallarda barba rizada.

Rechaza, estribando fuerte, todos los tronos del mundo,
Yergue la cabeza como bandera de los libres.
Luz de amor para España ¡hurrá!
Luz de muerte para África ¡hurrá!

Don Juan de Austria
Cabalga hacia el mar.
Mahoma está en su paraíso sobre la estrella de la tarde
(Don Juan de Austria va a la guerra.)

Mueve el enorme turbante en el regazo de la hurí inmortal,
Su turbante que tejieron los mares y los ponientes.
Sacude los jardines de pavos reales al despertar de la siesta,
Y camina entre los árboles y es más alto que los árboles,
Y a través de todo el jardín la voz es un trueno que llama

A Azrael el Negro y a Ariel y al vuelo de Ammon:
Genios y Gigantes,
Múltiples de alas y de ojos,
Cuya fuerte obediencia partió el cielo
Cuando Salomón era rey.

Desde las rojas nubes de la mañana, en rojo y en morado se precipitan,
Desde los templos donde cierran los ojos los desdeñosos dioses amarillos;
Ataviados de verde suben rugiendo de los infiernos verdes del mar
Donde hay cielos caídos, y colores malvados y seres sin ojos;

Sobre ellos se amontonan los moluscos y se encrespan los bosques grises del mar,
Salpicados de una espléndida enfermedad, la enfermedad de la perla;
Surgen en humaredas de zafiro por las azules grietas del suelo,-
Se agolpan y se maravillan y rinden culto a Mahoma.

Y él dice: Haced pedazos los montes donde los ermitaños se ocultan,
Y cernid las arenas blancas y rojas para que no quede un hueso de santo
Y no déis tregua a los rumíes de día ni de noche,
Pues aquello que fue nuestra aflicción vuelve del Occidente.

Hemos puesto el sello de Salomón en todas las cosas bajo el sol
De sabiduría y de pena y de sufrimiento de lo consumado,
Pero hay un ruido en las montañas, en las montañas y reconozco La voz que sacudió nuestros palacios -hace ya cuatro siglos:

¡Es el que no dice "Kismet"; es el que no conoce el Destino,
Es Ricardo, es Raimundo, es Godofredo que llama!
Es aquel que arriesga y que pierde y que se ríe cuando pierde;
Ponedlo bajo vuestros pies, para que sea nuestra paz en la tierra.

Porque oyó redoblar de tambores y trepidar de cañones.
(Don Juan de Austria va a la guerra)
Callado y brusco -¡hurrá!
Rayo de Iberia Don Juan de Austria
Sale de Alcalá.

En los caminos marineros del norte, San Miguel está en su montaña.
(Don Juan de Austria, pertrechado, ya parte)
Donde los mares grises relumbran y las filosas marcas se cortan
Y los hombres del mar trabajan y las rojas velas se van.

Blande su lanza de hierro, bate sus alas de piedra;
El fragor atraviesa la Normandía; el fragor está solo;
Llenan el Norte cosas enredadas y textos y doloridos ojos

Y ha muerto la inocencia de la ira y de la sorpresa,
Y el cristiano mata al cristiano en un cuarto encerrado
Y el cristiano teme a Jesús que lo mira con otra cara fatal
Y el cristiano abomina de María que Dios besó en Galilea.

Pero Don Juan de Austria va cabalgando hacia el mar,
Don Juan que grita bajo la fulminación y el eclipse,
Que grita con la trompeta, con la trompeta de sus labios,
Trompeta que dice ¡ah!
¡Domino Gloria!
Don Juan de Austria

Les está gritando a las naves.
El rey Felipe está en su celda con el Toisón al cuello
(Don Juan de Austria está armado en la cubierta)
Terciopelo negro y blando como el pecado tapiza los muros
Y hay enanos que se asoman y hay enanos que se escurren.
Tiene en la mano un pomo de cristal con los colores de la luna,
Lo toca y vibra y se echa a temblar
Y su cara es como un hongo de un blanco leproso y gris

Como plantas de una casa donde no entra la luz del día,
Y en ese filtro está la muerte y el fin de todo noble esfuerzo,
Pero Don Juan de Austria ha disparado sobre el turco.
Don Juan está de caza y han ladrado sus lebreles-

El rumor de su asalto recorre la tierra de Italia.
Cañón sobre cañón, ¡ah, ah!
Cañón sobre cañón, ¡hurrá!
Don Juan de Austria
Ha desatado el cañoneo.

En su capilla estaba el Papa antes que el día o la batalla rompieran.
(Don Juan está invisible en el humo)
En aquel oculto aposento donde Dios mora todo el año,
Ante la ventana por donde el mundo parece pequeño y precioso.
Ve como en un espejo en el monstruoso mar del crepúsculo

La media luna de las crueles naves cuyo nombre es misterio.
Sus vastas sombras caen sobre el enemigo y oscurecen la Cruz y el Castillo
Y velan los altos leones alados en las galeras de San Marcos;
Y sobre los navíos hay palacios de morenos emires de barba negra;
Y bajo los navíos hay prisiones, donde con innumerables dolores,

Gimen enfermos y sin sol los cautivos cristianos
Como una raza de ciudades hundidas, como una nación en las
ruinas,
Son como los esclavos rendidos que en el cielo de la mañana
Escalonaron pirámides para dioses cuando la opresión era joven;

Son incontables, mudos, desesperados como los que han caído o los que huyen
De los altos caballos de los Reyes en la piedra de Babilonia.
Y más de uno se ha enloquecido en su tranquila pieza del infierno
Donde por la ventana de su celda una amarilla cara lo espía,

Y no se acuerda de su Dios, y no espera un signo-
(¡Pero Don Juan de Austria ha roto la línea de batalla!)
Cañonea Don Juan desde el puente pintado de matanza.
Enrojece todo el océano como la ensangrentada chalupa de un pirata,

El rojo corre sobre la plata y el oro.
Rompen las escotillas y abren las bodegas,
Surgen los miles que bajo el mar se afanaban
Blancos de dicha y ciegos de sol y alelados de libertad.

¡Vivat Hispania!
¡Domino Gloria!
¡Don Juan de Austria
Ha dado libertad a su pueblo!

Cervantes en su galera envaina la espada
(Don Juan de Austria regresa con un lauro)
Y ve sobre una tierra fatigada un camino roto en España,

Por el que eternamente cabalga en vano un insensato caballero flaco,
Y sonríe (pero no como los Sultanes), y envaina el acero...
(Pero Don Juan de Austria vuelve de la Cruzada.)

 

Estandarte usado por la Liga Santa contra los turcos en la Batalla de Lepanto

¡Sea por siempre bendita Nuestra señora de las Victorias!
¡Gloria eterna a la Victoria de Lepanto!
¡Viva la Hispanidad!