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“La Revolución de Mayo” de Francisco Fortuny (1865-1942)
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Decidí publicar este artículo en las primeras horas del
26 de mayo para librarme de algún escrúpulo seudo-nacionalista que cualquiera
puede tener durante ciertas festividades de índole patriótico.
Si de algo estoy seguro es que la historia no es blanca
ni negra, pero tampoco mulata o mestiza. Es historia y ya, pero también es magistra
vitae, en palabras de Cicerón. Teniéndola presentes sabremos que
errores no repetir en determinadas circunstancias.
Disto mucho de ser historiador, espero siquiera algún
día llegar a colgar en mi pared un cuadro que diga “Licenciado en Historia”, y
luego publicar un libro sobre los hábitos alimenticios de José de San Martín
(si no se me adelanta algún quisquilloso de anécdotas antiguas). Pero, sin
serlo, encuentro muchas fallas en el relato histórico oficial (el Dogma del Mayo revolucionario) como también no encuentro unanimidad
en los escritores revisionistas (desde Mayos
católicos autonomistas a Mayos
monárquicos hispanistas). No hay una conclusión unánime, y no debería
haberla tampoco; Como me dijo un gran profesor de filosofía en la ciudad de La
Plata: El nombre Historia Universal para una materia de educación es erróneo, porque
nadie puede conocer la universalidad de la historia, solí Deo.
Un esfuerzo por comprender este día tan conflictivo lo
hizo Enrique Díaz Araujo en los tomos de su libro Mayo Revisado (cuyo titulo
nos inspiró el nombre de la entrada). Libro que recomendamos abiertamente
aunque no por esto decimos que sea lo único que hay, pero es de los mejores.
Hoy en lugar de proposiciones absolutas, traemos
interrogantes llamativas de nuestro amigo Roberto Morfani (cualquier parecido
con el historiador Roberto H. Marfany solo es coincidencia). Nuestro amigo, de
brillante pluma, nos tiene una mirada distinta y picosa del dichoso día, que no
solo me ha gustado sino también, ha dado que pensar.
Mucho se ha escrito, y mucho más se escribirá sobre el
25 de Mayo, y quizás nunca tengamos una respuesta satisfactoria; Por mí parte,
el siguiente texto servirá para cuestionarse y buscar la verdad o para enojarse
e irse a dormir, sea como fuese, espero lo disfruten.
Reflexiones sobre el 25 de mayo
Abuso de la subjetividad ante una fecha difícil de entender
Por Roberto Morfani
Ahora el 25 de mayo es el “día de la Patria”. Digamos
que ante la complejidad de entender algo del asunto, se ha optado por subir a
un término más amplio. En ese sentido, todo episodio histórico podría ser tenido
por “día de la Patria”. La batalla de Sipe-Sipe, el casamiento de San Martín
con Remedios, el periplo de Saavedra por Jáchal, el apéndice estallado de
Moreno en alta mar, todo puede ser evaluado según el día de la Patria. Y de
“libertad”. “Patria y libertad”.
Parece que la dogmática de la historia oficial, sumada
a la de todos los revisionismos modernos, ha dado como resultado una especie de
empate, o de tregua en pro de la convivencia pacífica. Mayo, locro y empanadas,
y luego una generosa gama de interpretaciones para uso de todos. Hoy leí
algunas: Mayo militar (Hugo Wast), Mayo de las clases populares (los
centros de estudiantes), Mayo africano
(me mandó mi amigo M.P. un artículo que decía eso, se los juro con la mano
sobre el control remoto), Mayo
ultratradicionalista, Mayo ultraizquierdista. Un Mayo variopinto. Y, por supuesto, un Mayo irreal.
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“Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810”
de Pedro León Maximiliano María Subercaseaux Errázuriz (1880-1956)
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Entiendo las dificultades de todo esto. De alguna
manera uno lo viene padeciendo desde hace muchos años, con diversas lecturas y
análisis. En los centros académicos se hace un esfuerzo de síntesis, para
explicar una fecha tan complicada, pero parece insuficiente. Pero no por eso
hay que bajar los brazos. Siempre se puede iluminar, aunque sea un poco.
Por lo pronto, los términos. La “patria”, en 1810 era la Ciudad.
Está mal decir que mayo es el día de la Patria, como las entendemos ahora,
sinónimo de Nación, porque se están confundiendo los términos. Justamente Mayo
es el día de las “patrias”. Es decir,
las jornadas dónde los municipios tomaron a cargo la conservación del orden y
las leyes, ante la desintegración del Imperio Español. En todo caso, Mayo sería
el día de las autonomías, o de los fueros. Pero eso también hasta cierto punto.
Piensen que las “ciudades” de Mayo
tampoco corrieron la misma suerte. El cabildo
de San Juan, o de Córdoba, sufrieron la presión del cabildo de Buenos Aires.
No hubo “concordia” en esto. Ni mucho para festejar.
Tampoco es “Libertad”.
Esto ha estado muy bien explicado por el revisionismo católico. Es que nosotros
no éramos esclavos. Vaya locura pensar eso. Justamente cuando en la vieja
Argentina no había “ejércitos”. Y
cuando llegaron los ingleses a vender sus productos, hubo que hacer un ejército
para sacarlos corriendo. No había ejército, pero había “patrias”, y de ninguna manera esclavitud al estilo colonial (había
algunos esclavos, pero su permanencia en el Rio de la Plata, es un caso
especial de la historia americana, nada comparable a la situación de los
esclavos, por ejemplo, brasileños o norteamericanos).
Tampoco funciona bien esa reducción a sus personajes (¿“sinécdoque historicista”?). Es decir, rescatar una figura como representativa del
conjunto. Moreno no es Mayo, pero Saavedra tampoco. A Moreno lo “manda a matar” Saavedra (mentira). Pero
a Saavedra lo manda a perseguir la Asamblea del Año XIII. O sea, todos son
perseguidos y todos tienen algún punto oscuro en Mayo. Hasta Belgrano
(¿Belgrano para 1815 andaba reprimiendo poblados provincianos con el Ejército
del Norte?, alguien me explica ¿qué mierda hacía ahí...?). Es difícil encontrar
al “Héroe”
y al “Santo” en Mayo. Tal vez mirando en conjunto, San Martín sea de
lo mejor de “toda” la época. (No, no
era masón, a ver si presentan algún documento una vez en la vida).
Pero:
- Pero es que San Martín todavía no ha llegado.
- Bueno, pero cuando llegue…
Pero cuando llegó, se tuvo que ir de Bs. As.,
enemistado por completo con los que hicieron la “Revolución de Mayo”. Y el
cruce a Chile, se hizo con la financiación de las provincias de Cuyo. Mucho
interior, poco Bs. As. Y la campaña a Perú, la hizo San Martín con el auspicio
de Chile, no del Rio de la Plata.
- Te estás pasando de antipatria. Ya escucho la crítica
de mis amigos.
- Te olvidas del pueblo. Ya escucho la crítica de mis
amigos que no piensan como yo.
No hubo pueblo. Y no hubo héroe. Al menos no el 25 de
mayo. Hubo una feroz represión del pueblo cuando la Junta mandó sus ejércitos
al Norte. Y hubo un asesinato del Héroe, cuando la Junta mandó sus ejércitos a
Córdoba, donde fusilaron a Liniers.
Mataron al Héroe (fusilamiento de Liniers, 26 de
agosto de 1810)
Mataron al pueblo (misión de Castelli en el Alto
Perú).
Puedo seguir… Pero basta por hoy. Dejo planteado el
problema.
¿Y la solución?
Al fin y al cabo se trata de una opinión, ¿no?
Creo que hay que ir olvidando el 25 de mayo. O al menos
ponerlo en su justo lugar: un episodio
conflictivo, propio de un momento conflictivo. Si esto es muy polémico, al
menos, pongamos el nombre que le corresponde, sería algo así:
25 de mayo de 1810: “Día que se toma como símbolo del
completo descalabro en el que quedó metido el Virreinato del Rio de la Plata
por la noticia de la abdicación (traicionera y voluntaria) del Rey Fernando VII
y la posibilidad de quedar bajo el gobierno del invasor Napoleón y sus
sátrapas, y de los vericuetos legales que buscaron los cabildos de todo el
territorio para mantener el orden. Al mismo tiempo, inicio del conflicto
histórico argentino dónde el liberalismo ingresó definitivamente en nuestra
historia para incubar los dramas que van a atormentar al País hasta nuestros
días”.
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Retrato de Fernando VII
De Vicente López Portaña (1814-1815) |
Pienso, otros países han recurrido a un nombre
simpático para solucionar este fardo. “Patria
boba” en Colombia. “Patria vieja”,
en Chile. Nosotros no, somos especiales en todo sentido. La nuestra podría ser
la “Patria fulera (1810-1827)”.
Luego seguiría con un calendario reformado, así:
9 de julio: Independencia.
10 de agosto: Gobierno de San Martín en Cuyo o primer
experiencia real de un gobierno “nacional”,
criollo, genuinamente “popular”, y al
mismo tiempo, creación del Ejército de los Andes y día del padre (fecha
reclamada por los mendocinos, por el nacimiento de Merceditas el 24). Hermanos
todos, vamos a unificar a San Martín de una vez en una sola fecha, que se llame
“San Martín”. Hoy es el día de “San Martín”, vamos a las plazas de la
Repúblicas, llevemos ponchos, y mucho fuego para los traidores.
Sigo:
31 de enero (de 1831): Se firma el Pacto Federal. Hay
que esperar a Rosas para encontrar, ahora sí, el día de la Patria (contra los
enemigos internos y externos), el día de la libertad (por algo es el Restaurador de las Leyes) y de la
Soberanía (algo de eso quedó el 20 de noviembre).
No sigo más. Ahí mi propuesta. Eso es lo que le voy a
decir al que me pregunte. Si no, que alguien me explique lo contrario.