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Entierro en Ornans - Gustave Courbet (1819-1877)
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“El hombre bueno, del buen
tesoro de su corazón saca cosas buenas; así como el mal hombre las saca malas
del mal tesoro de su corazón. Porque de la abundancia del corazón habla la
boca”.
San Lucas VI, 45.
Siendo sincero, mi
intención al iniciar este blog no era comentar sobre las metidas de pata del
episcopado argentino, o bobadas dichas por el Papa (casi no hablamos de él). Mi
intención era compartir las pobres reflexiones que hago con relación a Dios, a
la vida cristiana y a este mundo en ocaso. Pero a veces salen
noticias que no deben pasarse por alto, por su relevancia y actualidad.
Tal es el caso de lo acontecido en San Rafael, provincia de Mendoza. Resumimos
los hechos en un artículo anterior, indignados por la despótica decisión del
obispo de San Rafael, de obligar a sus fieles a recibir la santa Comunión solo
y exclusivamente en la mano. Al clero no les gusto para nada, y a la feligresía
menos. Esto provocó actos de santa rebeldía (posible gracias al sano
anticlericalismo mendocino) como protestar en las calles (ver vídeo aquí) y
varias quejas al Obispado.
El clero también
se manifestó contrario a la decisión, y siguió dando la Comunión como se debe.
Nadie los puede acusar de locos imprudentes en este contexto de pandemia, ya
que en la región no hay casos de contagiados (sumemos
declaraciones médicas sobre la seguridad superior de la Comunión en la boca).
La negativa de los párrocos fue aplaudida por varios católicos alrededor del
país, como abucheada fue la consecuencia de la misma: El cierre del Seminario
diocesano.
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Seminario de San Rafael Mendoza |
El Seminario “Santa María Madre de Dios”, una joya de
la historia religiosa y provincial mendocina, además de una buena institución
que desde su fundación hasta hoy, dio buenos sacerdotes a la Iglesia. Un
seminario pujante y creciente en número de candidatos al sacerdocio (en
comparación al estado terminal de otros seminarios argentinos). Los
seminaristas estarán allí hasta fin de año, luego se los repartirán a otros
seminarios nacionales, para llenarles la cabeza con la mala educación doctrinal
de estos (entre los candidatos está el horrible de Devoto). Compadezco el
destino de los seminaristas sanrafaelinos, y rezo por su futuro y su vocación
sacerdotal, que gracias a su propio padre y pastor, se ha vuelto oscuro.
¿Y el obispo? Monseñor Taussig
se enfrentó a una dura pared de realidad, tremendamente evidente, de que su
autoridad ya no vale nada para sus feligreses y parte importante de su clero.
Pero no quiere verla, y sigue insistiendo en que hay que obedecerle, porque si
la orden la dio él, y él es el obispo del lugar puesto por el Papa, y al Papa
lo pone Dios, por tanto no puede haberse equivocado ¿no? ¿Les suena parecido? Este era el argumento-espada que en su momento los obispos usaban contra Monseñor Lefebvre para desestimar sus denuncias durante el desastroso post-concilio. ¡Está desobedeciendo al papa! Pero esa es historia para otra
ocasión.
No hay que ser un
experto en Derecho canónico, ni haber leído la instrucción Redemptionis Sacramentum, o A Privilege of the Ordained (“Un Privilegio de los Ordenados”)
del erudito Michael Davies, para saber que nos encontramos ante una situación
injusta y muy incómoda de explicar (como pueden oír aquí). Los fieles no tienen
“derecho a la Comunión”, es Jesús el que nos da su Cuerpo divino en la
Eucaristía como regalo de redención, y aquellos fieles en gracia y confesados,
pueden recibirla en la mano o la boca (según la ley vigente aunque errónea).
Nadie puede obligar a recibir la Comunión en la mano, ni negarla por querer
recibirla en la boca.
Yo no salgo de mi
asombro con estos acontecimientos, pienso en los seminaristas y su incierto
futuro. Los fieles y su enojo lo entiendo, y los aplaudo. Y hasta me da pena
monseñor Taussig, no me gustaría estar en sus zapatos, ni hoy ante sus fieles y
clero, ni mañana ante Dios. Es una situación bochornosa que a los ojos del
mundo, solo hablan mal de la casa de Dios en la tierra: su Iglesia.
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Monseñor Eduardo Taussig |
¿Nos habla esto de
una “grieta” en la Iglesia? Como se habla de una “grieta nacional” entre
argentinos (vaya uno a saber en qué). La Iglesia es una, porque es el Cuerpo de
Cristo, y Cristo es uno y único. No hay “distintas voces”, no estamos ante una
democracia liberal, estamos ante el reino de Dios en la tierra, que una voce
canta el himno de su gloria. Un Rey que dejo vasallos para cuidar su rebaño, no
para que estos se crean dueños de la viña (San Mateo XXI, 33-46) y les
impongan leyes injustas, como dice el Evangelio: “…si ese servidor se dice a sí
mismo: ‘Mi amo tarda en regresar’, y se pone a maltratar a los servidores y a
las sirvientas, a comer, a beber, y a embriagarse, el amo de este servidor
vendrá en día que no espera y en hora que no sabe, lo partirá por medio, y le
asignara su suerte con los que no creyeron” (San Lucas XII, 45-46). Parece ser
que los vasallos de esta porción del Reino divino, han optado por maltratar a
los otros siervos.
La Conferencia
Episcopal Argentina, ni lenta ni perezosa (ni muy católica), no pudo sino
mostrar su apoyo al despotismo de Taussig. ¿Por qué nos sorprende? El episcopado
argentino ya intentó cerrar la gran obra de Monseñor León Kruk (1926-1991) en
su momento (más datos aquí) y al no poder, se tuvo que tragar el disgusto de
ver como el número de seminaristas sanrafaelinos, a lo largo de los años, no mengua (como en
el resto del país) sino que crecía. Al final, se dio la venganza.
¿Cómo se darán el
desarrollo de los hechos a partir de ahora? No lo sé, solo puedo creer que Dios
sabrá sacar buenos frutos de esta mala cosecha. Los fieles sanrafaelinos
pasaran a la historia católica nacional como los valientes que fueron ante el
tirano episcopal que los oprime (puede que exagero). En cuanto a monseñor
Taussig (por quien siento mucha pena) puedo adivinar que no le esperan mejores
días, su tan deseado relevo como titular no llegará (como lo espera desde el
2004), seguirá allí con mala fama y mal visto. Espero recapacite a este
gravísimo error suyo (como Monseñor Aguer se lo marcó) y ponga el debido
respeto al Santísimo Sacramento por encima de la obediencia cortesana, como ya
hace su clero, en excelentes palabras de Monseñor Viganò (¡Vaya que trascendió
los mares este asunto!).
A los fieles de
San Rafael, esos guerreros de "La Vandeé de los Andes" (Viganò dixit), mis más
sinceros aplausos y agradecimientos, junto a sus buenos sacerdotes y religiosos.
San Rafael
Arcángel
Ora pro nobis.
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Nota nostálgica: Lamento haber tardado en
actualizar este pobre bitácora, me encontraba sin la necesaria Internet, máquina
de escribir y tiempo. Pero estos acontecimientos han merecido una breve glosa,
aunque ha habido mejores análisis que el mío, con más detalles; como la persecución
al clero (ver aquí). Por mí parte, espero que estas pobres observaciones puedan
servir para algo, quizás motivar al “sano anticlericalismo” en otras diócesis,
solo para buenas causas obviamente